Dieciocho dos de pecho a bota abierta
(Photo by Antoni Bofill)
By JOSUÉ BLANCO MAY. 16, 2017
Algunos reencuentros parecen más esperados que otros, sin duda el pasado martes el Gran Teatro del Liceo recibía con los brazos abiertos y las butacas llenas a una de las hijas más conocidas del mundo de la ópera. Hacía ya siete años de la última producción, y con esta ya van 35, de La fille du regiment. Y como en ese caso Laurent Pelly de nuevo vuelve a repetir en su internacionalmente aclamada versión que sitúa la acción en la primera guerra mundial en vez del periodo napoleónico que propone el libreto original: Una historia de amor que se hila de forma cómica en medio del contexto bélico de la invasión francesa del Tirol.
100 años arriba o abajo, la propuesta de Pelly deviene un espectáculo visual de enorme potencia, entretejiendo la trama argumental y musical con un escenario y un vestuario muy compenetrados permitiendo al elenco la máxima libertad interpretativa. Un reparto de lujo que varía del presentado en el Gran Teatro en el 2010. Javier Camarena es sin duda uno de los nombres que rápidamente se asocian al papel de Tonio, sin duda parece calzar perfectamente el personaje y su tesitura, no como la bendita bota abierta que tanto hizo sufrir a algunos, cosa que demostró en la celebérrima aria A mes amis, que canto dos veces seguidas debido a la insistencia del público, con los dieciocho dos de pecho que eso representó, sin duda un auténtico ejercicio de gimnasia vocal que no asustó para nada al asentado tenor que aún tenía por delante otros retos como la menos conocida, aunque no por eso menos exigente aria Pour me rapprocher de Marie y su amenazante re bemol. Del mismo modo Sabina Puértolas defendió el enérgico, inquieto e incluso rebelde personaje de la joven Marie, sabiendo adaptarse a las agilidades belcantistas del papel.
Ewa Podleś como la marquesa de Berkenfield y Simone Alberghini como el sargento Sulpice hicieron brillar unos aparentes papeles secundarios, con una gran carga cómica e interpretativa. Aunque en este campo no se nos podría pasar por alto a la invitada especial: Bibiana Fernández, quizás más conocida para otros con el alias de Bibi Andersen, que se sintió como un pez en el agua en el papel de la Duquesa de Crakentorp, con alguna que otra frase adaptadas al guión que le encajaron como anillo al dedo.
Seguramente para la orquesta debió suponer un alivio cambiar las partituras del Holandés por las de La fille. Guiseppe Finzi dirigió con soltura a una orquesta relajada y que se supo adaptar a una obra claramente pensada para el lucimiento vocal y no tanto el de la orquesta, aunque con una clara participación de la percusión y las fanfarrias, al más puro y brillante estilo castrense. El único tropiezo significativo fue el del mismo director a la hora de subir al escenario a saludar y que rápidamente supo atenuar y dignificar añadiendo el punto final a la ópera cómica.
Es de obligación hacer una mención especial al “regimiento” coral que tan presente está en esta obra y que tan bien se supo incorporar en la escena con una coreografía sencilla pero efectiva; felicidades a la coreógrafa Laura Scozzi y a la directora del coro Conxita García por ello.
Del 16 al 29 de Mayo de 2017. Tel. 934–859–900, liceubarcelona.cat