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Mehta Emociona A L’Auditori

Mehta emociona a l’Auditori

© Peter Fischli

By LAURA JOVER     SEP. 20, 2019

BCN clàssics ha iniciado la temporada con una apuesta de primerísimo nivel y ha hecho resonar la 3a  Sinfonía de Mahler, entre las paredes de l’Auditori de Barcelona.

Esta sinfonía, la más extensa y optimista del compositor, es un viaje filosófico a lo largo de la creación desde un punto de vista panteísta. Aunque luego decidió eliminarlos, Mahler puso un título a cada uno de los 6 movimientos. El primero, «lo que me dicen las rocas», hace alegoría a la creación de la tierra, aunque existen muchas discrepancias al respecto. Unas rocas que despiertan rotundas en 8 trompas. Que nos hablan desde las entrañas con la nitidez del trombón. Se suceden después, casi sin pausas, los otros 5 movimientos. «Lo que me dicen las flores», a tempo di minueto, brota gràcil, delicado y mágico. Irrumpe después el scherzo de «lo que me dicen los animales del bosque», frenético y dinámico; pero también frágil como el solo del trio que nos susurra una trompeta fuera de escena. Y “El Hombre”, que se sitúa como protagonista en el 4º movimiento, con palabras de Nietzsche y voz de mezzosoprano. Un hombre que se arrepiente en el 5º movimiento y obtiene el perdón de Dios, cantado por voces de ángel. Una emoción que gobierna el adagio del último movimiento. Un abrazo con lágrimas en los ojos que Mahler tituló “lo que me dice el Amor”.

Una experiencia difícil de explicar con palabras cuando quien lo interpreta es la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta, que tras 42 años de titularidad ha llevado su conexión con la orquesta hasta el límite. Con movimientos discretos pero eficaces, una conducción crucial pero casi invisible, dejó a la audiencia el máximo espacio para la música. Para los espectaculares solos que uno tras otro iban consiguiendo acallar las toses y los teléfonos móviles, desgraciadamente tan habituales en los conciertos de nuestra ciudad. La mezzosoprano Gerhild Romberger remató el trabajo con su intervención en el 4º movimiento. Un papél de máxima exigencia que pese a que no permite grandes lucimientos, ella hizo brillar sin pretensiones, sin hacer más de la cuenta, y tampoco menos. Igualmente meritoria fue la intervención del coro femenino e infantil de l’Orfeó Català, que aun y llevar esperando una hora inmóviles cantaron un quinto movimiento nítido y preciso.

Sin embargo, lo más emocionante no fue la calidad técnica (que también), sinó las ganas que se podían leer en la orquesta a través de sus movimientos y sus caras. En Mehta, que entró ayudado de un bastón pero no pudo evitar levantarse en el último movimiento. En los casi 100 músicos tocando como uno, viviendo la sinfonía. Y en el público de l’Auditori agradeciendo esta entrega en pie, aplaudiendo sin parar después de escuchar «lo que me dice el Amor».

bcnclassics.cat

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