TELMO SANS RUIZ     NOV. 9, 2021 (Foto: Jennifer Taylor)

Esta vez era la Sala 2 “Oriol Martorell” de L’Auditori la que acogía el último concierto de Thomas Adès. Un concierto que, a diferencia de el del fin de semana, nos mostró la faceta de Adès como pianista, donde interpretó junto al tenor Ian Bostridge el ciclo de “Lieder” Winterreise, de Franz Schubert.

Fue interesante ver como se adaptó al reto, pues él nos tiene acostumbrados a sus direcciones y a sus composiciones, pero no tanto a sus propias interpretaciones, y menos del repertorio clásico.

Compaginaron bastante bien tenor y pianista durante toda la obra, pese a que faltó algo de soltura en los primeros Lieder. Esta falta de soltura llevó a un sonido un poco plano del piano que contrastaba con la cantidad de movimiento que llevaba a cabo Bostridge, tanto que a veces uno se distraía más con los gestos que con la música en sí. A medida que avanzó la obra se fueron midiendo cada vez más estas expresiones y Adès por su parte empezó a ganar confianza, con lo que el sonido conjunto mejoró notablemente.

Si algo caracteriza a Schubert, es su cualidad de pertenecer tanto al estilo clásico como al romántico. Sus obras son a menudo una mezcla de ambos periodos y, por ende, la dificultad que radican en ellas es compaginar una interpretación que una a las dos épocas. Este fue uno de los puntos que no lograron o no quisieron alcanzar ni tenor ni pianista. En muchos momentos, debido al excesivo rubato, uno podía pensar que se estaba interpretando Rachmaninoff antes que Schubert. Esta decisión que tomaron tanto Bostridge como Adès, llevó a una interpretación muy única y original, pero el Schubert clásico que conocemos no hizo acto de presencia en ningún momento de la obra.

Con este concierto Adès dio por finalizada su estancia en L’Auditori y en Barcelona, habiéndonos regalado música de todos los estilos y gustos, y mostrándonos una vez más porqué sigue siendo uno de los referentes mundiales hoy en día.

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