Werther seduce
(Photo Antoni Bofill)
By ISRAEL DAVID MARTINEZ ENE. 15, 2017
El Gran Teatro del Liceu ha empezado el año tal como acabó, proponiendo una producción de calidad con un altísimo nivel interpretativo.
Pero antes, una mirada al pasado. En la temporada 2011/12 el tenor polaco Piort Beczala debutó en el Gran Teatre del Liceu en una versión de concierto de la ópera Faust de Gounod. El pasado domingo por la tarde, cinco años más tarde, el Sr. Beczala regresó al Liceu en el papel protagonista de Werther de Massenet. Otro éxito para uno de los tenores más atractivos del panorama.
Partiendo de la base que Massenet puede resultar algo empalagoso, musicalmente poco relevante, hay que reconocer que es un compositor que entiende y vive el teatro. Werther, sin duda, es su ópera más notable y psicológicamente astuta, piedra angular del repertorio francés de finales del siglo XIX. Texto adaptado de la novela de Goethe, Las desventuras del joven Werther, la ópera trata sobre un joven melancólico, sin rumbo, en la Alemania de 1780. Se enamora impulsivamente de la impresionable y joven Charlotte, hija mayor de un viudo, y a partir de ese momento todo será desesperación romántica.
Al transformar la novela de Goethe en una ópera, Massenet escribió una partitura seductora y armónicamente rica, refinada, que permite una ambigüedad emocional. Para interpretar a un gran Werther, el tenor debe ser carismático pero distante, vocalmente apasionado pero etéreo, y Piort Beczala es una baza segura. Voz intensa, viril, bella, sustentada en notas superiores poderosas.
La velada empezó un tanto agitada, algo dubitativa en el tempo y en las dinámicas generales pero cuando los dos protagonistas –Charlotte y Werther– hicieron su entrada se encontró la corrección.
La escenografía de Wolfgang Gussmann es interesante en cuanto al juego psicológico que propone al espectador, no obstante, una sencillez un tanto alarmante y una pared que se abre y se cierra constantemente, y que se erige como única protagonista visual, restan más que suman.
Stefano Palatchi en el papel de el Batlle estuvo preciso, convincente. La sorpresa de la noche, sin duda, fue la donostiarra Elena Sancho Pereg en el papel de Sophie. Mostró una voz bellísima y técnica envidiable. Anna Caterina Antonacci fue la responsable de construir una Charlotte dramática y creíble; su actuación supo contactar con el público. Y Beczala fue él. Cautivó de principio a fin. Llegado el momento de Pourquoi me réveiller? el teatro se hizo pequeño y explotó con bravos y aplausos. Tras una ovación cercana a los tres minutos el tenor polaco volvió a regalar el aria.
El maestro Alain Altinoglu (ojalá vuelva) y la orquesta estuvieron siempre atentos a partir de una lectura sobria y expresiva.
A destacar el coro de niñas con un gran nivel.
El público supo corresponder con su aprobación a todos los protagonistas de la función.
Producción muy recomendable para disfrutar del amor en mayúsculas.
Del 15 de enero al 4 de febrero de 2017.Tel. 934–859–900, liceubarcelona.cat