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A Barco Viejo, Capitán Nuevo

A barco viejo, capitán nuevo

(Photo by Antoni Bofill)

By ISRAEL DAVID MARTINEZ     MAY. 2, 2017

El pasado martes por la noche, tras cinco años de ausencia, regresó al Gran Teatro del Liceu la primera obra imperecedera de R. Wagner, Der Fliegende Holländer. Basada en un leyenda nórdica que el compositor alemán extrajo de Aus den Memoiren des Herren von Schnabelewopski  del escritor judío Heinrich Heine narra, con ciertos problemas estructurales, la desventura de un barco maldito capitaneado por un fantasma errante.

La propuesta visual del cineasta alemán Philipp Stölzl resultó interesante aunque desconcertante en ocasiones. De factura clásica y elegante desdobla a los protagonistas en dimensiones alternativas alcanzando momentos incongruentes con el texto.

A excepción del impactante holandés de Albert Dohmen (todavía recordamos su intervención en el fatídico Mathis der Maler de la temporada 1993/94 del antiguo coliseum) y, seguramente, debido a los numerosos cambios en el reparto previsto, el resto del elenco careció del mismo nivel. Los principales problemas se localizaron en la falta de control de los matices a través del registro en la soprano Elena Popovskaya como una Senta algo nerviosa, en una emisión desconcertante de Attila Jun (distó mucho del Tristan und Isolde de la temporada 2009/10) como un convincente Daland y del timbre angustioso de Timothy Richards como el enamoradizo Erik.

Como dato positivo se ha de subrayar que en el foso debutó una joven directora con un futuro prometedor. Nacida en 1978 en Lviv (Ucrania), Oksana Lyniv forma parte de la Bayerische Staatsoper de Múnich como asistente de Kirill Petrenko y, a partir de la próxima temporada, será la directora musical de la Ópera de Graz (Austria). Su versión fue más que correcta, no obstante, se echó de menos un trabajo detallista con las voces intermedias de la partitura para alcanzar colores diferentes, que los hay, en la orquestación. El sonido, a veces, estuvo desenfocado y pecó de rutinario; existieron problemas con los metales y se percibieron entradas desordenadas.

El coro, si bien mostró un nivel excepcional en el último Rigoletto, no sonó cómodo. Conjunto descompensado.

A destacar la figurante que interpretó, a lo largo de toda la función, a la joven Senta, Andrea Alonso. Su imagen, intencionada o no, recordó a la bella Daenerys Targargen, Khaleesi.

El próximo Wagner llegará al Liceu el próximo noviembre. Deseamos que se ubique con mejor viento.

Del 2 al 28 de Maig de 2017. Tel. 934–859–900, liceubarcelona.cat

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