Brahms a tope
ISRAEL DAVID MARTINEZ MAY. 15, 2022 (Fotos: © A. Bofill)
En una temporada cuya consigna era recuperar fuerza, espacio, iniciativa, poder, y un entusiasmo debilitado por la pandemia, el Palau de la Música Catalana apostó por una difícil integral de las que marcan a intérpretes y público. El reto consistió en encerrar, en la bella sala modernista y durante dos días, a Daniel Harding y su Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca para interpretar la integral de las sinfonías de Johannes Brahms. El primer día se ventilaron la tercera y la primera y al día siguiente la segunda y la cuarta.
Dejando a un lado que el maestro Harding es una de las batutas más inteligentes, detallistas y elegantes del panorama internacional y que los suecos conforman una de las orquestas más serias que han pasado por Barcelona durante el último año, cabe preguntarse si es lógico leer, de arriba a abajo y casi sin descaso, los cuatro monumentos que el compositor alemán escribió entre 1876 y 1885. En la ciudad condal, en los últimos años, hemos asistido a varias integrales de las sinfonías de Beethoven que se han “recreado” con más o menos acierto (Dudamel estuvo soberbio y a Gardiner todavía se le busca). No obstante, tras asistir a la integral “brahmsiana”, la pregunta que ha quedado en el aire es si existe un compositor, en la historia de la música, que no permite ser leído sin freno, sin prácticamente descanso. Seguramente no hay nadie que, en su sano juicio, programara las integral de las sinfonías de Mahler tal como se hace con Beethoven; tampoco lo haríamos con Shostakovich, ni con Bruckner. ¿O quizás sí?
(Foto: © A. Bofill)
La reflexión que cabe hacer es si la densidad y concentración que requiere descifrar la complejidad de las cuatro sinfonías de Brahms compensa un sobre esfuerzo titánico para los intérpretes. Tanto Harding como los suecos estuvieron magníficos en la media parte de cada jornada. Durante la primera alcanzaron el máximo nivel con la “Tercera Sinfonía” y en la segunda jornada hicieron lo propio con la “Cuarta Sinfonía”. En el resto se les notó visualmente cansados.
(Fotos: © A. Bofill)
Otro cantar hubiera sido programar las cuatro sinfonías durante cuatro días, completanto las veladas con los “Conciertos para piano”, el “Concierto para violín” y el “Doble Concierto para violín y violonchelo”. Pero esto no se ha hecho. Y no hay duda que se hubiera vendido todo el papel.
Deseamos, no cabe duda, que la Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca y su director titular vuelvan lo antes posible. Si puede ser, la próxima vez, con un repertorio realista. Es decir, humano.