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¡Corre Que Te Pillo!

¡Corre que te pillo!

(Photo by Vicent Capman)

By ISRAEL DAVID MARTINEZ     MAY. 24, 2017

Debido a la huelga convocada el 24 de mayo, en el Auditori de Barcelona, el concierto de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt programado por Ibercamera tuvo que ubicarse, con cierto descontrol, en el Palau de la Música Catalana.

La velada fue un tanto atropellada. Los músicos debían abandonar la sala en menos de una hora y cuarto ya que, tras ellos, había programado el típico concierto flamenco para los turistas. Así que se decidió no interpretar la Obertura Coriolano, en do menor, op. 62 (1807) de Beethoven. Según comentó el propio director –se hizo con un micrófono para explicarlo– no les salía del todo bien. Si les soy sincero, todavía no salgo de mi asombro.

El siguiente despropósito fue realizar, para abrir el concierto, el bis que tenían preparado, La amorosa de las Diez melodías vascas de Jesús Guridi. Otro de los detalles curiosos fue anular el descanso para hacer de un tirón, y de manera acelerada, el concierto de clausura de uno de los ciclos más selectos de nuestra ciudad. El posterior sucedido lo protagonizó el solista. Tras realizar unas Variaciones Rococó de Tchaikovsky de altura, bellas aunque un tanto ñoñas, Gautier Capuçon no realizó ningún bis. No había un minuto que perder. Su rostro lo decía todo. Miró a la orquesta con cara de circunstancias. Sugerimos desde estas líneas que el señor Capuçon vuelva a ser invitado pero con un repertorio un poco más comprometido. Existen conciertos para violonchelo y orquesta del siglo XX que merecerían ser revisados.

Para cerrar lo antes posible, y así dejar paso a los zapateados, Andrés Orozco-Estrada interpretó una versión electrizante de La consagración de la primavera de I.Stravinsky. La orquesta estuvo a la altura de las circunstancias y el director mostró ciertas maneras, no obstante, su movimiento de caderas, serpenteante y repetitivo, puso nervioso a más de uno.

Si hay que quedarse con algo positivo de todo esto es que el concierto empezó a las 19:00 horas y: en el escenario estaban todos los músicos; en la sala los acomodadores; el bar estaba asistido; el público en sus asientos y las luces se encendieron y se apagaron a su debido tiempo. Y todas estas personas llegaron a sus domicilios o a sus respectivos hoteles a una hora decente para poder descansar como personas normales.

Todos los conciertos y las óperas deberían empezar, como tarde, a las 19:00 h.

¡Por unos horarios dignos!

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