¿Despedida de Kazushi Ono y… resurrección?
TELMO SANS RUIZ MAY. 28, 2022 (Foto: ©May Zircus)
Este último fin de semana de mayo se presenció en L’Auditori la despedida del maestro Kazushi Ono como director titular de la OBC después de 6 temporadas a los mandos de la orquesta. Escogió un repertorio muy apropiado para su despedida y para el contexto vivido estas últimas temporadas. La Segunda Sinfonía “Resurrección” de Mahler hizo el papel doble de despedir al director a lo grande y llenar un Auditori que recordó a los tiempos pre pandemia, con tanta gente reunida disfrutando de la música clásica y sin mascarilla.
Se contó con las magníficas Lydia Teuscher como soprano y Mihoko Fujimura como mezzosoprano, a la vez que con el coro del Orfeo Català completando lo que se conoce como la pura plantilla mahleriana posromántica que hace tan único al compositor austríaco.
Empezó la OBC con un sonido que no había presentado en toda la temporada. Los cellos y los contrabajos irrumpieron en la sala con una potencia increíble e hizo soñar al público con una interpretación magnífica. Cerraron los intérpretes el primer movimiento de una forma admirable, pero visiblemente cansados y con todavía una hora de sinfonía por delante. Así fue que la orquesta puso los pies en el suelo y el segundo y tercer movimiento transcurrieron sin grandes sobresaltos.
Al llegar el maravilloso Lied de Mahler en la sinfonía, volvió la magia, y una magnífica Mihoko Fujimura condujo las preciosas melodías del movimiento de una forma muy elegante y compaginando a la perfección con director y orquesta.
Llegados al quinto y último movimiento de la sinfonía hace falta citar al más grande de todos los tiempos. “Errar en una nota es insignificante, pero interpretar sin pasión es inexcusable” – L. van Beethoven. Se cumplió la cita del maestro de Bonn al pie de la letra, pues, pese a los deslices que se apreciaron en algunos pasajes, sobretodo en las fanfarrias “off stage” del movimiento, se vio a una orquesta resurgida y con ganas de dar a su director un final épico.
Llegó finalmente la aparición del coro que siguió a la perfección los pasos del director, que con mención especial hizo una interpretación magnífica del final de la sinfonía, llevando a la perfección uno de los puntos más críticos como es la pausa dramática antes del último “Aufersteh’n!”.
El Orfeo Català cumplió su papel de forma correcta y profesional, pero con falta de equilibrio con la sección de percusión y de metales que se encontraron siempre unos decibelios por encima.
Finalizó el concierto y finalizó la etapa de Kazushi Ono en Barcelona con unos dos últimos años complicados, pero con una última interpretación que dejó muchas luces y la incógnita de si se puede esperar una evolución de la OBC la próxima temporada.