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Despido A La Vida

Despido a la vida

By XAVIER RICARTE     OCT. 07, 2018

Estreno absoluto de Homenaje a Bernstein de Marcos Fernández, personaje y compositor interesante. Obra jocosa con una hemiolia constante a lo largo de la pequeña pieza. Un recurso a modo de mantra que atrapaba como un imán al espectador, creando un enlace con el compositor homenajeado. Un lienzo esponjoso en las cuerdas que formaba la base armónica. Instrumentación clara con un papel importante por parte de la percusión y el viento. Raíces clásicas y de jazz, con pinceladas latinas y una brizna justa y correcta de aroma a música contemporánea. Energía y acentos que recordaban música de Stravinsky, como si se tratara de música para bailar.

Ritmos y contratiempos que volvían en el Concierto para piano y orquesta núm. 3 de Béla Bartók. El pianista polaco Piotr Anderszekwsi adornó lineas y colores con elocuente gusto. Irregularidades rítmicas que creaban una cierta relación con la obra anterior. Conversaciones variadas entre tonalidad y atonalidad típicas del compositor húngaro.

Armonías exquisitas en el Adagio religioso. Una bella melodía popular difundía paz y meditación, de la cual surgía de un Bartók contemplativo y de un Anderszewski fiel al compositor. Una OBC poco receptiva ante el perfil y ambiente que el pianista quería mostrar.

Una agradable calma que poco a poco arrancaba el vuelo hacia el Allegro vivace. Un Rondó a tempo decidido, con un desenlace virtuoso y acentos a destiempo con fuerza. El piano entablaba una fuga clara y nítida en el segundo tema. Una articulación concreta que se presentaba en la mano derecha y que se repetía en la mano izquierda. Sorpresa al apreciar una clara contradicción entre la decisión del piano con la orquesta. Percusión a todo gas con un final potente y muy bien recibido por el público.

En la segunda parte, se encontraba Tchaikovsky y su testamento musical.

La Patética, obra de sus últimos reflejos y pensamientos, el despido ante la vida y ante el fin de su enfermedad. Inicio lento a cargo de cuerdas y fagot presentado las primeras tristes palabras de la 6a Sinfonía en Si menor. El primer tema rotaba entre los diversos instrumentos de la orquesta con clara puesta en escenas a manos de Kazushi, que controlaba con claridad la obra.

Un 1r movimiento emotivo que contrastaba con un vals 5/4 en Re mayor en el segundo movimiento Allegro con Grazia. Optimismo danzado en el tema ruso que forma esta parte. Voces interiores realzadas en los violines con buena intención y un fraseo vivo.

Una vez terminada esta “sonrisa entre lágrimas”, se iniciaba un movimiento aún mas alegre y virtuoso. Entusiasmo descontrolado el cual Ono tuvo faenas en reorganizar. Ímpetu en el Allegro Molto Vivace en Sol Mayor que iba in crescendo. Diálogo entre violines y vientos con vivacidad y gracia. Papel importante en el viento metal, precisamente en las trompetas que realzaron mucho poder junto con la cuerda como motor. El final del movimiento desencadenó aplausos entre la mayor parte del público.

Posteriormente, el Adagio lamentoso, trágico y dolente. Desolación prestada a las cuerdas con interacción intermitente del fagot y la flauta. Volviendo otra vez a un Si menor apenado y lloroso, la obra mostraba el recaer de unos pasos, hacia la muerte, como si de un réquiem se tratara. Una interpretación apropiada, con un cierre un poco lejos a la altitud la cual se sitúa esta gran obra.

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