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En La Herencia De Haydn

En la herencia de Haydn

By XAVIER RICARTE     NOV. 8, 2018

“He querido explorar detalladamente las Sonatas para piano de Haydn durante un tiempo. Es lamentable que sus obras no se toquen con la frecuencia que se merecen, ya que contienen algunas de las obras mas sorprendentemente originales e irresistiblemente absurdas de todo el repertorio pianístico. Su escandalosa capacidad para sorprender, sobresaltar y divertir al oyente aún se percibe, muy fresca, en una época com la actual, en que los extremismos crecientes se ha convertido en norma”.

Esta es la meditada presentación que nos deja el pianista Paul Lewis sobre las Sonatas de J.Haydn. Unas palabras que necesitan tiempo, cabeza y experiencia para poder reflexionar.

Las Fantasien op 116 de Johannes Brahms iniciaban el recital, en el Palau de la Música Catalana, este pasado 8 de Noviembre de 2018. Entrada con textura densa, en el Capriccio en Re menor, con un Brahms maduro sujeto a una insistente introspección y entusiasmo grandioso.

Un aire mas apaciguado en el Intermezzo en La menor, un Andante pausado y reflexivo.

Otro Capriccio, a paso mas inquieto junto a cromatismos y modulaciones arriesgadas e imponentes. Un pequeño juego entre modos mayor, menor y mayor se filtraba continuamente, con una apariencia muy familiar.

Un Brahms retenido en un pequeño espacio el cual la manipulación de las armonías y la disposición de voces se alimentaban. Para cerrar, el Capriccio en Re menor, con pulso bullicioso e intranquilo que finalizaba con grandeza la primera obra.

Una obra sometida a una continua bipolaridad entre estados de ánimo y sensaciones dentro del compositor alemán, ratificación y rechazo muy presentes.

Pareja a esta obra llena de conmoción y de lirismo retraído, Lewis interpretó la Sonata en Do menor, Hob.XVI:20 de Haydn. Obra compuesta en 1771, en pleno auge del movimiento Sturm und Drang (Tormenta y Pasión). En ella se encuentra tensión armónica e intensidad emocional que relacionan, en cierta manera, las dos obras.

Moderato en tono menor modelando un ambiente serio y que se dramatizaba a lo largo del movimiento. Andante con moto plácido y con un fraseo largo jugando con diferentes caminos que la armonía proponía. Y cambio en el Finale Allegro donde el dramatismo del primer movimiento se acentuaba con mas carácter y virtuosismo.

De la misma manera que Lewis aparejaba Brahms con Haydn, en esta segunda era el caso de Beethoven con su maestro.

Las Siete Bagatelas op 33 de Beethoven reemprendían el concierto. Piezas variadas entre ellas, donde se veían rasgos de un Beethoven creciente. Intensidad y fantasía que iban influenciadas por la obra de Haydn.

Y para finalizar el recital del pianista, la Sonata en Mi bemol mayor, Hob.XVI:52 de Haydn. 

Fuerza, virtuosismo y un grosor de pieza sinfónica que se combinaba con una elaboración exquisita de las armonías y los rasgos cromáticos, que mas adelante utilizarían compositores como Beethoven o Schubert.

Un precioso Adagio con un constante ritmo que creaba la base expresiva del movimiento. Presto vivo y rebosado de cambios armónicos, acentos y contratiempos que formaban la raíz de un movimiento muy intenso y de gran referencia para las próximas generaciones.

Una experiencia interesante y particular, de consciencia ante la evolución de la música occidental. Un programa curioso dónde se pudo comprender la importancia que dejó Haydn en las adyacentes músicas, una herencia sólida y trascendental.

Más información:

www.palaumusica.cat/ca

www.escena25.cat

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