Fallece Isak Andic, fundador de Mango, en un trágico accidente en Montserrat
(Imagen: ©Mango)
ISRAEL DAVID MARTÍNEZ DIC. 15, 2024
Isak Andic, el magnate de la moda conocido por transformar la marca Mango en un imperio global, falleció trágicamente ayer al mediodía a los 71 años, tras caer por un barranco cerca del macizo de Montserrat, al noroeste de Barcelona. Su muerte, ocurrida mientras exploraba las cuevas que tanto admiraba en esa región montañosa, deja un vacío irreparable en el mundo empresarial y en las vidas de quienes lo conocieron, pero sobre todo, un recuerdo imborrable de su calidez y humanidad.
Nacido en Estambul en 1953, Andic emigró a España con su familia cuando era apenas un adolescente. Traía consigo el temple y la resiliencia de quienes han conocido el desarraigo, pero también una curiosidad innata y un deseo ferviente de crear algo duradero. En Barcelona encontró no solo un hogar, sino un destino. Lo que comenzó como un modesto negocio familiar de importación de camisas se transformó, en 1984, en Mango, un nombre que evocaba exotismo, frescura y, sobre todo, una visión de la moda como puente entre personas y culturas.
Con una estrategia innovadora y un ojo agudo para las tendencias, Andic construyó un legado que trascendió fronteras. Mango, bajo su liderazgo, pasó de ser una única tienda en el Paseo de Gracia a convertirse en un fenómeno global con más de 2.200 puntos de venta en más de 100 países. Pero su éxito no se medía únicamente en cifras; era también un reflejo de su pasión por democratizar la moda, ofreciendo diseños accesibles sin comprometer la calidad ni el estilo.
A pesar de su posición como una de las grandes fortunas de España, Andic siempre se mantuvo fiel a una vida discreta. Evitaba los focos mediáticos, dejando que su trabajo hablara por él. Quienes tuvieron el privilegio de conocerlo lo describen como un hombre de principios, generoso y profundamente humano, con una risa contagiosa y una mirada que siempre parecía ver más allá.
Su vínculo con Montserrat, el escenario de su trágico final, era íntimo y simbólico. Allí encontraba un refugio espiritual, un lugar donde desconectarse de la vorágine empresarial para conectarse con lo esencial. Su fallecimiento en estas montañas sagradas parece, de alguna manera, un eco de la búsqueda de autenticidad que definió su vida.
Hoy, mientras el mundo de la moda y más allá lamenta su pérdida, celebramos la vida de un hombre que nunca dejó de soñar, de crear y de inspirar. Isak Andic deja atrás a su esposa, tres hijos y una huella luminosa que seguirá guiando a generaciones futuras.