“Faust” inaugura la temporada en el Real
(Photo by Javier del Real)
El Teatro Real inaugura su 22ª temporada el próximo 19 de septiembre con Faust, de Charles Gounod (1818-1893), en una coproducción del Teatro Real con la Nationale Opera & Ballet de Ámsterdam, que estrenó la producción en mayo de 2014.
Estrenada en el Théâtre Lyrique de París, el 19 de marzo de 1859, con una gélida respuesta del público francés, Faust se ha impuesto poco a poco en el repertorio operístico, pese a las reticencias de los críticos, que han caído en la trampa de evaluar la partitura partiendo de la inconmensurable grandeza de la obra de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832).
Si bien es verdad que los libretistas Jules Barbier y Michel Carré redujeron la trama de la ópera al pacto diabólico y al enredo amoroso entre Fausto y Margarita alejándose de la complejidad filosófica del texto de Goethe, quizás sean precisamente la simplicidad y espontaneidad de la partitura el secreto de su éxito.
La obra, que se aleja de la grandilocuencia de la grand opéra francesa, ha seducido al público, que se deleita con la belleza de las melodías, la orquestación refinada, las formidables partes corales, el contraste entre los números, el sarcasmo de algunos diálogos y la delicadeza de las escenas de carácter más intimista.
Àlex Ollé, que aborda por cuarta vez el mito de Fausto a lo largo de su carrera en La Fura dels Baus ─después de F@ust 3.0 (1997), La damnation de Faust, de Hector Berlioz (1999) y la película Fausto 5.0 (2001)─ se aleja de la lectura más superficial de la partitura, ahondando en la cuestión que atraviesa toda la obra de Goethe: la búsqueda de la vida no vivida. Mefistófeles instiga a Fausto a satisfacer los deseos que ha ocultado, las pulsiones que ha sublimado y las perversiones que ha camuflado. Mefistófeles como alter ego de Fausto: el diablo que lleva escondido.
En el más puro estilo ‘furero’, Àlex Ollé y el escenógrafo Alfons Flores recurren a artificios dramatúrgicos de gran eficacia teatral, colocando a Fausto en un laboratorio, donde trabaja en un inmenso ordenador que simula el cerebro humano, con sus trampas y fantasías, del que van surgiendo arquetipos de la sociedad actual, muy reconocibles por el público.
Junto a Valentina Carrasco (colaboradora en la dirección de escena), Lluc Castells (figurinista) y Urs Shönebaum (iluminador), han creado una producción inventiva, sarcástica y espectacular, que cuenta con la complicidad de un doble reparto encabezado por los tenores Piotr Beczala e Ismael Jordi, en el rol titular; las sopranos Marina Rebeka y Irina Lungu en el papel de Marguerite; los barítonos Luca Pisaroni, Erwin Schrott y Adam Palca como Méphistophélès, Stéphane Degout y John Chest, como Valentin; y las sopranos Serena Malfi y Annalisa Stroppa en el papel travestido de Siébel.
(Photo by Ruth Walz)
La dirección musical será del maestro israelí Dan Ettinger, que debuta en Madrid al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y la preparación del coro, con gran protagonismo en la partitura de Gounod, está a cargo, como siempre, de su director Andrés Máspero.
Estrenada en el Teatro Real en 1865, seis años después de su fría première en Paris, Faust sedujo desde entonces al público de Madrid, siendo una de las óperas más representadas hasta el cierre del teatro en 1925. Desde su reapertura se han ofrecido 10 funciones, en febrero de 2003, con una producción de homenaje a Gotz Friedrich. Faust vuelve al Teatro Real 15 años después, con una dramaturgia que aportará una nueva lectura de la inagotable riqueza de este mito universal.