Fiestas Mayores: paraíso para algunos
ISRAEL DAVID MARTÍNEZ JUL. 21, 2024 (Foto: Ideogram)
Las fiestas mayores de los pueblos en verano, esas queridas y pintorescas celebraciones donde se rinde homenaje a las tradiciones locales con… la mejor borrachera que uno pueda imaginar. Porque, seamos sinceros, ¿qué sería de estas fiestas sin ese toque etílico que las transforma en auténticos campos de batalla de resistencia alcohólica?
El objetivo no es otro que encontrar el punto exacto en el que se alcanza la embriaguez perfecta. Ese es el verdadero espíritu de las fiestas mayores. Porque, claro, ¿quién necesita procesiones religiosas, perseguir o ser perseguido por animales, eventos culturales, lanzar mamíferos desde campanarios o competiciones deportivas cuando puedes tener un ejército de zombis tambaleándose por las calles, empapados en vino barato? Pero cuidado, todo esto está subvencionado con dinero público. Muchas veces los ayuntamientos –durante las fiestas mayores– están dirigidos por las peñas y, durante una semana, desaparece la ley.
Lo más patético de todo esto no es solo el espectáculo dantesco de gente que apenas puede mantenerse en pie, sino el absoluto desprecio por aquellos que no tienen el más mínimo interés en participar en semejante circo. Pensemos en las personas que simplemente quieren descansar. Los que sueñan con dormir a una hora razonable, como seres humanos civilizados. Pues bien, ¡olvídenlo! Porque en el universo de las fiestas mayores, eso es simplemente inaceptable. Sino participas con la mayoría te conviertes en un bicho raro. Un indeseable que debe abandonar el pueblo.
¿Y qué hay de los enfermos? Esas pobres almas que realmente necesitan tranquilidad y reposo. Bueno, para ellos, las fiestas mayores son una verdadera tortura. No tienen escapatoria. Sus opciones son aguantar el bullicio y la música ensordecedora. Porque si piensan que pueden huir a otro lugar, es evidente que subestiman la omnipresencia del caos festivo.
Hablemos del horario de los eventos. Porque en ningún otro lugar del planeta se considera razonable comenzar un concierto a las 2:00 de la madrugada. Eso lo he podido vivir en carne propia en mi querida Jaca (Huesca). ¿Quién tuvo esta brillante idea? Probablemente alguien que piensa que la mejor música solo suena después de la medianoche, cuando todos han superado el cuarto litro de alcohol en el cuerpo. Es como si se tratara de un experimento social para ver cuánto puede aguantar el sistema nervioso humano antes de colapsar.
Y no olvidemos la estampa post-festiva de nuestros queridos pueblos. La suciedad que muestran las localidades después de las fiestas mayores es digna de un documental de desastres naturales/nucleares. Calles llenas de basura, restos de comida en ‘mal estado’ y, por supuesto, esa inconfundible peste a vino barato que golpea las fosas nasales con la sutileza de un camión de basura. Porque nada dice “celebración” como el aroma persistente de alcohol barato fermentado en el pavimento bajo el sol abrasador del verano. Pero mucho cuidado, si uno se queja se convierte en un ser despreciable y está en contra de la libertad de los jóvenes…
Las fiestas mayores de los pueblos en verano, en líneas generales, son un evento sin igual ‘made in Spain’. Un desfile de excesos etílicos, falta de respeto por el descanso ajeno y una demostración de cómo la tradición puede ser reinterpretada como un torneo de resistencia alcohólica. Así que, la próxima vez que se acerquen esas fechas señaladas, prepárense para la gran prueba. Porque, al final del día, lo que realmente se celebra es la capacidad de la humanidad para encontrar la diversión en los lugares más insospechados… y en los momentos menos apropiados. Y recuerden, si sobreviven a esta experiencia, siempre podrán contarlo como una hazaña épica en las reuniones familiares. Porque nada dice “superviviente” como haber aguantado una semana de fiestas mayores en un pueblo español en pleno verano. ¡Salud!