Ideas para escapadas culturales
(Viena, Foto:©Julius Silver)
ISRAEL DAVID MARTÍNEZ NOV. 13, 2024
El invierno en Europa invita a descubrir ciudades cargadas de historia y romanticismo que, en esta temporada, brillan con una atmósfera aún más encantadora. Viena, Praga y Salzburgo, tres ciudades icónicas de Europa Central, ofrecen una experiencia única para aquellos que desean combinar arquitectura, cultura y magia invernal en una escapada memorable. Desde mercados navideños hasta palacios y callejones cubiertos de nieve, estos destinos históricos han cautivado a viajeros de todo el mundo durante siglos. A continuación, exploraremos lo que hace de cada uno un destino ideal para el invierno, junto con algunas anécdotas y secretos que hacen que su historia cobre vida.
Viena: Elegancia y música eterna
Viena, la cuna de grandes compositores como Mozart y Beethoven, ofrece una escena invernal que parece sacada de un cuento. Durante el invierno, sus palacios y calles se adornan con luces navideñas y mercados de Adviento, como el famoso Mercado de Navidad de la Plaza del Ayuntamiento. En el siglo XIX, la emperatriz Sissi paseaba con frecuencia por los jardines del Palacio de Schönbrunn, y en invierno, los árboles cubiertos de nieve recrean esa atmósfera imperial que ella tanto amaba.
La música es una protagonista indiscutible en Viena, especialmente en la temporada invernal. En la víspera de Año Nuevo, el Concierto de la Filarmónica de Viena se convierte en una tradición mundialmente conocida, con el salón dorado del Musikverein resonando con las notas de Strauss. Además, para los amantes de la historia, Viena también ofrece un viaje a su pasado imperial en el Palacio de Hofburg, donde se pueden explorar las cámaras y salones donde la realeza austriaca celebraba espléndidos banquetes y bailes en invierno.
(Sinagoga española de Praga, ©wikipedia)
Praga: magia en el corazón de Bohemia
Praga, con su mezcla de estilo gótico y barroco, se transforma en un escenario de cuento durante el invierno. La nieve cubre los tejados de las casas medievales y los puentes históricos, haciendo de cada rincón una postal viva. Uno de los lugares más emblemáticos de Praga es el Puente de Carlos, que cobra un aura especial al amanecer, cuando la niebla invernal lo rodea, otorgándole un aire casi místico. Este puente fue construido en 1357 bajo la orden del rey Carlos IV, quien, supersticioso y apasionado por la astrología, colocó la primera piedra en una fecha cuidadosamente elegida para atraer buena fortuna.
En invierno, el Casco Antiguo de Praga se ilumina con su mercado navideño en la Plaza de la Ciudad Vieja, considerado uno de los mejores de Europa. Entre catedrales y torres medievales, los visitantes pueden disfrutar de vino caliente, dulces tradicionales y marionetas artesanales, una tradición checa que data de la Edad Media. Praga también es famosa por sus leyendas y misterios, y una de las historias más conocidas es la del reloj astronómico, el cual, según cuentan, fue diseñado por el maestro relojero Hanus en 1410, quien, tras crear su obra maestra, quedó cegado para evitar que construyera una maravilla similar en otra ciudad.
(Foto: ©Tourismus Salzburg)