La idea. Un planeta distinto
JOSÉ MARÍA GÁLVEZ FEB. 10, 2024 (Fotos: Javier del Real)
Desde el 26 de enero al 7 de febrero se pone en pie “La Idea”, la opereta del compositor inglés Gustav Holst (1874-1934) que compuso cuando aún estaba estudiando, en 1896. En ella, sobre libreto del novelista y compositor inglés Fritz Hart (1874-1949), se cuenta la historia de un país en el que el Presidente del Gobierno tiene la idea de intercambiar las atribuciones laborales, y también sociales, que tienen hombres y mujeres, lo cual se ve que por imposición no funciona al igual que no funciona lo contrario y solo si cada uno puede ser lo que quiere ser entonces se sentirá plenamente desarrollado, sea hombre o mujer, y sobre todo, de forma crucial por ser olvidada siempre, niña o niño.
Holst y Hart acometieron hace 128 años un asunto que aún hoy podría considerarse de plena actualidad. ¿No deberíamos haber aprendido ya que el progreso solo es posible en igualdad y respeto y que solo la democracia y la consulta al Pueblo hace segura y firme la convivencia? Pues parece que en algunas partes esto cuesta.
La versión escuchada en el Real Teatro de Retiro es la traducción realizada por Susana Gómez, a la sazón Directora de Escena de la representación, que en colaboración con la responsable de la escenografía y del vestuario, Alejandra González Requeijo y con Manuel Fuster en la iluminación, consiguen resultado excelentes sobre las tablas, al que sin duda contribuye la clara dicción de los intérpretes de un texto traducido al castellano.
Los intérpretes
El protagonista coral de esta pieza es el coro de voces blancas o coro de niños que encarna a la perfección los Pequeños Cantores de la ORCAM preparados y guiados por Ana González a la que hay que felicitar por los resultados obtenidos.
Resultado que no desmerece en el cuadro protagonista en el que el madrileño Francisco Javier Sánchez hace gala de su doble condición de tenor y actor e incluso en condiciones de ceguera devenida por su atuendo de centinela, su alter ego en la dualidad de funciones y atribuciones lo realiza la polifacética y versátil soprano sevillana Julia Rey en el papel de Mona, primero tejiendo y después en el manejo de las armas se desenvuelve con grandes dotes escénicas y voz resuelta, de línea clara y dulce. Rotundo y atractivo el canto de la mezzosoprano Patricia Illera, dando vida a la mujer del Presidente, el cual está encarnado por el barítono donostiarra Juan Laborería que sabe imprimir al papel los aires de torpeza que se le requiere, aunque no es mayor que la que se desprende de la última pareja, la reina y el rey, la primera por la actriz y cantante Lara Chaves, dando muestra de lo plena que está en ambas disciplinas y el segundo en la interpretación del barítono John Heath, quizás el menos acertado del elenco en lo vocal pero con una gran dosis de comicidad en su interpretación, saliendo bien parado a lo largo de la función.
Orquestación: solo un piano
Todo ello envuelto en el piano de un joven Holst, veinte años antes de su obra más famosa, en la interpretación de Francisco Soriano, responsable igualmente de la dirección musical, que durante casi una hora consiguió tejer voces, acción y piano de forma ejemplar.
Pero el colmo no es que una opereta escrita por un estudiante de 22 años tenga una interpretación digna del teatro donde se representa, sino que además le guste y así lo muestren aquellos pequeños a los que va dirigida, teniendo en cuenta que gran parte de ellos habrán estado por primera vez en un auditorio frente a una representación de casi una hora sin solución de continuidad.
La música de escena para niños es un género muchas veces minusvalorado pero que gran cantidad de compositores de todas las épocas han cultivado, por lo que programas e iniciativas como la del Teatro Real, en este caso a través de la colaboración con el Real Teatro de Retiro, son del todo necesarias para fomentar el conocimiento y afición de un público que quizás no se plantea asistir a una ópera de mayor envergadura y, además, poner en valor un género que, con montajes como el actual, no merece ser desconocido.
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