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La Tranquila Grandeza De Jimmy Carter

La tranquila grandeza de Jimmy Carter

(Jimmy Carter en 2013, Wikipedia)

ISRAEL DAVID MARTÍNEZ     ENE. 7, 2025

Plains, Georgia, es una ciudad que nunca ha tenido prisa. En sus calles tranquilas, el sonido del viento entre los pinos suele ser el mayor protagonista. Fue aquí donde Jimmy Carter, el 39.º presidente de los Estados Unidos, comenzó y terminó su viaje, dejando una huella indeleble en el mundo. Carter falleció el 29 de diciembre de 2024, a los 100 años, en su hogar de siempre. Pero su legado, como su pequeña ciudad natal, perdurará.

En una era marcada por figuras políticas ruidosas y deslumbrantes, Carter destacó por su moderación, su integridad y una dedicación inquebrantable al servicio público. Para muchos, su vida fue la encarnación de la pregunta que alguna vez planteó a sus compatriotas: “¿Por qué no ser el mejor?” .

De los campos de maní a la Casa Blanca

Jimmy Carter nació el 1 de octubre de 1924 en una casa de madera sin electricidad, rodeada de campos de maní. Fue el primer presidente de Estados Unidos nacido en un hospital, pero sus primeros años estuvo lejos del lujo. Su familia trabajaba arduamente en la agricultura, y Carter, un niño curioso y trabajador, ayudaba desde temprano. En sus memorias, relató cómo sus vecinos afroamericanos influyeron en su conciencia social, enseñándole a desafiar el racismo omnipresente de su entorno.

Carter estudió en la Academia Naval, donde destacó por su disciplina y dedicación. Su carrera en la Marina fuea prometedora, pero tras la muerte de su padre, volvió a Georgia para encargarse de la granja familiar. En las noches, bajo el cielo estrellado del sur, comenzó a soñar con un futuro en el servicio público.

Su ascenso político comenzó en 1962, como senador estatal. En 1970, fue elegido gobernador de Georgia, ganándose una reputación como reformador progresista en un estado todavía dividido por la segregación. Se presentó como candidato a la presidencia en 1976, prometiendo restaurar la honestidad y la confianza en un gobierno desgastado por el escándalo de Watergate.

Una presidencia complicada, un legado transformador

Como presidente, Carter trajo una sensibilidad humanitaria al cargo. Negoció los históricos Acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel, un logro diplomático que todavía resuena. En un discurso de 1979, habló de una “crisis de confianza” en el país, llamando a los estadounidenses a buscar soluciones colectivas. Pero su presidencia también estuvo marcada por desafíos, incluidos problemas económicos y la crisis de los rehenes en Irán, que contribuyeron a su derrota en 1980.

Sin embargo, el verdadero impacto de Jimmy Carter comenzó después de dejar la Casa Blanca. En 1982, fundó el Centro Carter, una organización que lucha por la paz y los derechos humanos. Bajo su liderazgo, la organización ayudó a erradicar enfermedades como la dracunculiasis y supervisó elecciones en decenas de países, defendiendo democracias frágiles. En 2002, recibió el Premio Nobel de la Paz, no por lo que hizo en la Casa Blanca, sino por lo que hizo después.

Una vida de servicio hasta el final

Quizás una de las imágenes más poderosas de Jimmy Carter sea la de 2019, cuando, a los 95 años y con un ojo morado tras una caída, se presentó para trabajar como voluntario en Habitat for Humanity. Con una venda en la cabeza y un martillo en la mano, construyeron casas para familias necesitadas. “Mientras tenga salud, seguiré ayudando”, dijo entonces, encarnando una humildad que rara vez se encuentra en figuras públicas de su estatura.

Su matrimonio con Rosalynn, quien falleció en 2023, fue un pilar de su vida. Juntos durante 77 años, formaron una de las alianzas más longevas en la historia presidencial. Rosalynn fue su socia en cada proyecto, desde la Casa Blanca hasta sus esfuerzos humanitarios.

El adiós a un hombre sencillo y extraordinario

El funeral de estado de Carter, que se expandió por varios días, atrajo a líderes mundiales y ciudadanos comunes por igual. Su ataúd recorrió los lugares más significativos de su vida: su hogar de infancia, la iglesia donde enseñaba escuela dominical y el Centro Carter en Atlanta. Finalmente, fue enterrado en Plains, en una ceremonia privada, rodeado por su familia y los campos que tanto amaba.

Jimmy Carter vivió cien años en los que nunca dejó de preocuparse por los demás. En un mundo a menudo marcado por el cinismo y el egoísmo, Carter nos recordó que el verdadero liderazgo nace de la empatía y el servicio. Al final, fue mucho más que un presidente. Fue un constructor de paz, un defensor de los derechos humanos y un testimonio viviente de lo que significa vivir con propósito.

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