Rendir homenaje
By JOSUÈ BLANCO OCT. 11, 2018
La nueva temporada de música de cámara del Auditori se inició ayer de la mano de la Orquesta Da Camera en un excepcional primer concierto en el que interpretaron obras de Strauss, Britten y Chaikovski.
Fundada el 2013, la Orquestra Da Camera es una de las mejores instuciones del ámbito de la música de cámara de nuestro territorio, formada por miembros del Quartet Casals, Cuarteto Quiroga, Dalia Quartet, Cosmos Quartet y otros jóvenes músicos con los que colaboran habitualmente; para esta ocasión la concertino invitada fue Antje Weithaas, una violinista de largo recorrido tanto en el panorama germano como internacional, quien supo mantener un control total de la agrupación y un liderazgo eficaz en la ejecución.
Para este inicio de temporada, la Orquestra Da Camera, presentó un programa variado basado en tres obras: Metamorphosen de Richard Strauss, las Variaciones sobre un tema de Franck Bridge de Britten y la Serenata para orquesta de cuerdas de Chaikovski. Tres obras muy distintas tanto en forma y estilo pero unidas bajo una idea: las diferentes piezas establecen una relación de homenaje respecto a un lugar, una persona o una obra anterior. En Metamorphosen, Strauss plasma la impresión ante la destrucción del Teatro Nacional de Múnich, su ciudad natal: la obra representa un lamento por el desenlace de la Segunda Guerra Mundial y este hecho concreto, tan doloroso para el compositor, así como la destrucción de la cultura alemana. Quizá por este mismo hecho la obra utiliza como motivo principal un pasaje característico de la Marcha fúnebre de la Sinfonía Heroica de Beethoven; de hecho al final de la obra, el compositor cita textualmente el tema prinicpal de la Marcha fúnebre en las cuerdas bajas y puede leerse la acotación «In Memoriam!».
De manera similar Britten toma prestada la melodía de unos de los Tres idilios para cuarteto de cuerda de su maestro Franck Bridge, a quien rinde homenaje en estas variaciones. El tema original es desarrollado y variado en un intento de mostrar las diferentes facetas de quien fue su profesor a lo largo de los diez diferentes movimientos o pequeñas secciones que componen estas variaciones, cada una de ellas con una sonoridad diferente y un perfecto y equilibrado eclecticismo del que se desprende a la vez el singular mundo armónico de Britten en una obra completa y original. Cabe destacar la quinta variación, Aria Italiana, donde el compositor demanda a los músicos, a excepción de los primeros violines, tocar como una guitarra rasgando las cuerdas. La originalidad del movimiento sin duda influyó en la decisión de tomar este movimiento como bis del concierto.
Finalmente el concierto culminó con la Serenata para orquesta de cuerdas de Chaikovski, quien tomó como imagen la también conocida Serenata en Do mayor, op. 48 de Mozart, basando la estructura en la forma de la sonatina clásica, con una introducción lenta. A la vez el compositor también recoge dos melodías folclóricas rusas en el Finale, con un carácter contrastante que se verá claramente en la reaparición del coral con el que se inicia la obra, de sonoridad más densa. En definitiva una obra perfectamente construida y con una clara imagen sonora.
Un concierto sin duda en homenaje a la buena música con una perfecta interpretación de mano de algunos de los mejores instrumentistas de nuestro territorio y que consiguió atraer a un público muy diverso que casi llenó la Sala Oriol Martorell del Auditori. La temporada de música de cámara inicia pues un nuevo recorrido al que cabrá estar atentos.