Salonen construye a Mahler
© Eva Guillamet
ISRAEL DAVID MARTINEZ OCT. 9, 2019
El prestigioso ciclo de conciertos Palau 100, organizado por el Palau de la Música Catalana, abrió la nueva temporada el pasado 7 de octubre con la audición de la “Sinfonía nº 9, en Re Mayor” de Gustav Mahler. Para tal ocasión se contó con la presencia de la Philharmonia Orchestra dirigida por el finlandés, y titular, Esa-Pekka Salonen.
Con los habituales ocho minutos de retrasos y con algunos desajustes en la iluminación del escenario que se solventaron antes del inicio –los músicos tuvieron que acceder a sus respectivos lugares en una penumbra misteriosa– dio comienzo el que para muchos será, sin duda, el concierto de la temporada. Hay que destacar que en la misma fecha coincidieron, en Barcelona, dos eventos muy importantes. Por un lado el que les estamos reseñando y por otro la inauguración de la temporada del Gran Teatre del Liceu con la ópera “Turandot” de Puccini. Esta circunstancia hizo que la mayoría de políticos catalanes acudieran en tromba hacia el coliseum de La Rambla y aparcaran al Palau. Este dato es relevante ya que el tradicional cóctel con el que se celebra el primer concierto desapreció del protocolo. Sería importante mantener las tradiciones… acudan o no los políticos.
Volviendo al concierto, el nivel interpretativo fue de menos a más. Si bien empezó con un sonido poco sólido, titubeante, Salonen se hizo con el control y dibujó una gran forma en el descomunal primer movimiento, “Andante comodo”. Tras un encantador “Ländler” y un “Rondo” rotundo y enérgico –de aquellos que quitan el hipo–, llegó el “Adagio”. El “adagio de los adagios” tal como explicó Salonen a nuestra compañera Maricel Chavarria hace unos días en La Vanguardia (07/10/19). Se ha escrito mucho –tal como subraya el Dr. Carlos Calderón Urreiztieta en sus simpáticas Notas al Programa– sobre el significado de este movimiento, se ha intentado, una y otra vez, sonsacar el motivo oculto de una las cimas del arte de todos los tiempos: desde que Mahler se despide de la vida pero que en realidad tiene numerosos proyectos, que si la muerte de su hija sobrevoló durante la composición del mismo, que si la enfermedad cardíaca que sufría el compositor hizo su aparición musical de manera latente y palpable… Sea como fuere Mahler, desde la cima de saberse quién es, hace un repaso a su vida y se entristece al reconocer su trágico e irremediable destino. Y eso es justamente lo que Esa-Pekka Salonen explicó, compás por compás, acorde por acorde, con sus músicos ingleses. Realizó una lectura detallada, expresiva, profunda y coherente. No sería justo olvidarse de algunos solistas que estuvieron a un nivel extraordinario: Yukiko Ogura (viola), Timothy Walden (cello), Joshua Wilson (fagot) y Benjamin Marquise (concertino).
Aunque se acerque, irremediablemente, el año Beethoven esperamos volver a escuchar, una y otra vez, las sinfonías de Mahler. Uno de los compositores judíos más grandes de la historia de la música, de la historia del género humano.