Triunfo musical de Dudamel
ISRAEL DAVID MARTÍNEZ MAY. 31, 2024 (Foto: ©A. Bofill)
El pasado 28 de mayo de 2024, el escenario del Palau de la Música Catalana se transformó en un epicentro de excelencia musical con la esperada actuación de la Los Angeles Philharmonic, dirigida por el carismático Gustavo Dudamel, junto a la virtuosa violinista española María Dueñas. La velada fue una celebración de la música clásica contemporánea y del repertorio tradicional, ofreciendo una interpretación magistral de obras de John Williams, Gabriela Ortiz y Antonín Dvořák.
El concierto comenzó con una explosiva interpretación de la “Fanfara olímpica y tema” de John Williams. Desde las primeras notas, los metales brillaron con una intensidad y precisión que raramente se escucha en estos lares. La claridad y el poder de los sonidos, ejecutados con precisión, capturaron de inmediato la atención del público, estableciendo un tono grandioso para el resto de la noche. La dirección de Dudamel fue enérgica y precisa, guiando a la orquesta a través de la fanfarria con una vitalidad contagiosa que dejó una impresión duradera.
El momento culminante del concierto fue, sin duda, el estreno en España del “Concierto para violín” de Gabriela Ortiz. Esta obra contemporánea, que representa un verdadero reto técnico y emocional, fue abordada con maestría por María Dueñas. Desde el primer movimiento, quedó claro que la pieza requería no solo una destreza técnica impecable, sino también una profunda comprensión de los matices y la estructura musical de Ortiz. Dueñas demostró ser más que capaz, llevando al público a través de un viaje sonoro complejo y profundamente emotivo. La obra, de factura impecable, se sostiene en forma y conceptos equilibrados, y aunque queda por ver si se incorporará regularmente al repertorio estándar, su estreno fue recibido con entusiasmo y admiración.
En la segunda parte del programa, la orquesta interpretó la “Sinfonía núm. 9, ‘Del Nuevo Mundo'” de Antonín Dvořák. Aunque esta sinfonía es una obra querida y frecuentemente interpretada, su inclusión no logró mantener el nivel de impacto establecido por las piezas anteriores. La interpretación, aunque técnicamente sólida, careció del mismo nivel de energía y frescura que caracterizó la primera mitad del concierto. A pesar de esto, la ejecución de la orquesta bajo la dirección de Dudamel siguió siendo de alta calidad, con momentos destacados especialmente en los movimientos más líricos.
De forma anecdótica, y hablando en un plano personal, el concierto me brindó la grata sorpresa de encontrarme con un antiguo alumno, ahora destacado en la prensa musical. Este encuentro fue un recordatorio conmovedor de la capacidad de la música para conectar vidas y experiencias a través del tiempo.
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