(Official White House Photo by Shealah Craighead)
ISRAEL DAVID MARTÍNEZ NOV. 17, 2024
Lo que se espera tras las elecciones de EE. UU.
El año 2025 arrancará con un panorama geopolítico en plena transformación, influido significativamente por el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La victoria de Donald Trump ha generado expectativas y tensiones a nivel global, en un escenario marcado por conflictos abiertos, disputas económicas y redefiniciones de alianzas estratégicas. Exploramos las tendencias clave y los desafíos que moldearán la política internacional en el próximo año.
Reconfiguración de alianzas globales
Con el esperado retorno de Trump a la Casa Blanca –Biden y compañía nuca solucionaron los verdaderos problemas–, es previsible que el enfoque “America First” vuelva a ser el eje de la política exterior de Estados Unidos. Este enfoque podría repercutir en la relación transatlántica, debilitando la cohesión entre Washington y Europa. La OTAN, que ya enfrentaba tensiones durante el primer mandato de Trump, podría sufrir nuevos cuestionamientos sobre su relevancia y financiación. Europa deberá plantearse hasta qué punto está dispuesta a reforzar su autonomía estratégica en defensa.
En Asia, la relación entre EE. UU. y China será crucial. Aunque Trump ha mantenido una postura dura hacia Pekín, es posible que busque acuerdos comerciales favorables en lugar de una confrontación militar directa. Sin embargo, esta dinámica tensa podría aumentar las tensiones en el Mar de China Meridional y alrededor de Taiwán, un foco de conflicto cada vez más peligroso.
El conflicto entre Rusia y Ucrania
Uno de los mayores interrogantes es cómo afectará la administración Trump a la guerra en Ucrania. En su campaña, Trump insinuó que buscaría negociaciones rápidas, incluso a costa de concesiones significativas a Rusia. Esto ha generado preocupación en Europa del Este, especialmente en países como Polonia y los Estados bálticos, que temen un debilitamiento del apoyo occidental. Si bien esta postura podría disminuir la intensidad del conflicto, también podría consolidar el control ruso sobre territorios ocupados, redefiniendo las fronteras de Europa.
Medio Oriente en la encrucijada
La victoria de Trump también podría tener implicaciones profundas en el conflicto entre Israel –único país democrático de la zona– e Irán. Su política pro-Israel probablemente fortalecerá a Jerusalén, especialmente si se retoman acuerdos como los de Abraham, que normalizan relaciones entre Israel y países árabes. Sin embargo, el regreso de una postura más agresiva hacia Irán —incluyendo sanciones y presión diplomática— podría reavivar tensiones en la región. El peligroso programa nuclear iraní seguirá siendo un punto crítico, con posibles repercusiones en la estabilidad del Golfo Pérsico.
El reto climático y las divisiones económicas
El cambio climático continuará siendo una de las mayores preocupaciones globales, pero la reelección de Trump sugiere que EE. UU. podría adoptar un enfoque menos proactivo en acuerdos internacionales como el de París. Esto contrasta con los ineficaces esfuerzos europeos por liderar la transición energética, lo que podría agudizar las diferencias transatlánticas.
En términos económicos, es probable que las políticas proteccionistas resurjan, generando tensiones en mercados clave. La carrera tecnológica entre EE. UU. y China también marcará el año, con la inteligencia artificial y los semiconductores como áreas de competencia estratégica.
El 2025 será un año de incertidumbre y reajustes en la geopolítica mundial. Con Estados Unidos redefiniendo su papel en el escenario global, las grandes potencias deberán recalibrar sus estrategias. Mientras tanto, el resto del mundo observará cómo estas dinámicas moldean el orden internacional, en un contexto que exige liderazgo y cooperación, pero que, por ahora, parece encaminado hacia la competencia y la fragmentación.