Saltear al contenido principal
El Bernstein Apoteósico Resucita En El Auditori

El Bernstein apoteósico resucita en el Auditori

By CARLOS GARCIA RECHE     OCT. 28, 2018

El Auditori le ha dedicado otro amén al compositor y director Leonard Bernstein con una de sus obras más colosales: la Misa, que los días 26, 27 y 28 de octubre ha repetido aprovechando el éxito que cosechó en 2016 con la misma plantilla y en el mismo lugar. La Misa de Bernstein ha vuelto a Barcelona con Clark Rundell de director, substituyendo otra vez al titular Kazushi Ono que en aquella ocasión alegó indisposición.

Se trata del segundo homenaje dedicado a Leonard Bernstein en el Auditori esta temporada (el primero fue su sinfonía Kaddish en febrero), sumándose así a más de 2500 celebrados a nivel mundial en la efeméride musical del año. La próxima cita con el carismático compositor será el 21 y el 22 de diciembre con el especial 100 años de Bernstein y el Musical Americano, también en el Auditori.

La obra se estrenó en septiembre de 1971 y tardó casi 30 años en llegar a España, donde solo fue representada en los festivales de Santiago de Compostela, Peralada y Sagunto. Fue un encargo de Jacqueline Kennedy como parte del memorial de la inauguración del John F. Kennedy Center, uno de los complejos multiescénicos más importantes de EEUU. La voluntad de escribir una misa atiende a la reflexión del propio Bernstein, quien aseguraba que “la mayor crisis de nuestro siglo es la falta de fe”. Fue acogida con heterogeneidad por parte del público y la crítica, aunque son sabidas las negativas opiniones por parte de Nixon y del The New York Times: “poco más que kitsch a la moda”, opiniones que no se reflejaron en los excelentes números de ventas de la Columbia Records.

La Misa de nuevo

Gustara o no, la obra es una monumental composición que combina solemnidad coral, estilos rock y jazz, canción americana, escritura orquestal y teatro. El compositor respeta los pasajes litúrgicos del ordinario en latín conservando así el significado del rito eclesiástico, que lleva de la plegaria a la alabanza, y del arrepentimiento al perdón. El carácter dogmático se funde con la teatralidad musical en una mezcla desconcertante y sorprendente a la vez, alternando liturgia con textos en inglés de Stephen Schwartz y Paul Simons. No en vano, Bernstein la tituló MASS: A Theatre Piece for Singers, Players and Dancers.

Incluida en el programa Apropa Cultura, la extravagante misa de Bernstein asaltó de nuevo el Auditori el sábado 27 con más de 250 integrantes, incluidos los músicos de la OBC y miembros de la ESMUC, los coros Lieder Camera, Cor Madrigal, Cor de Teatre y Cor Infantil Amics de la Unió. Como solistas figuraron Josep Vallejo de infante solista (este sábado) y el barítono William Dazeley en el papel de The Celebrant de la misa. Destacada fue la imponente sección de percusión y los instrumentos de rock.

Apoteosis en la Pau Casals

La interpretación del sábado fue enérgica y electrizante. El director demostró una eficaz coordinación y un total conocimiento de la partitura. La variopinta plantilla demandó un gran trabajo al equipo de sonido, que equilibró muy bien los elementos, lo que no evitó que en los tutti se advirtiera una excesiva amplificación. La problemática mixtura entre orquesta e instrumentos rock funcionó bien en las pocas ocasiones de interacción, como en el Agnus Dei, aspecto ya premeditado por el propio Bernstein durante la composiciónMención aparte merece la notable actuación de los músicos cedidos de la ESMUC, especialmente los percusionistas.

El solista William Dazeley se mostró muy solvente durante 110 minutos de exigente papel, como es habitual en Bernstein, a caballo entre la teatralidad y lo operístico. El jovencísimo Josep Vallejo cantó con luz y claridad en sus intervenciones, destacando la exótica Sing God a secret song. Los miembros del Cor de Teatre aportaron diversión y color en una entusiasta interpretación. Su teatralidad y complicidad fueron máximas durante el Alleluia, los tropos de Confession y el sermón God said. 

La intensa actividad coral y una proteínica orquesta permitieron a Clark Rundell alcanzar momentos de auténtica apoteosis, colmando la sala Pau Casals de ritmos y exaltación de un Bernstein renacido y colosal.

auditori.cat

Volver arriba