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Desgraciadamente Demasiado Célebre

Desgraciadamente demasiado célebre

By JOSUÈ BLANCO     MAR. 31, 2019

Programa cargado el del pasado fin de semana con la OBC en l’Auditori, 4 obras cubrian el discurso de la orquesta, del Gallo de fuego de Mariona Vila, estreno mundial, al Pájaro de fuego de Stravinsky pasando por la 3a Sinfonía de Brahms y el concierto para violoncelo y orquesta en La menor de Schumann.

Como cada temporada desde hace 8 años la OBC i l’Auditori impulsan la iniciativa Et toca a tu, esta iniciativa permite acercar la música sinfónica a colectivos que, habitualmente, no tienen contacto. Este año, los músicos de la orquesta han trabajado con los niños de la Escuela Pepa Colomer El Prat de Llobregat.

Para tal acontecimiento la OBC contó con la participación de la compositora Mariona Vila, quien trabajó de cerca con las posibilidades técnicas y las habilidades de los niños para trabajar la obra El Gall de Foc (El gallo de fuego), una obra inspirada en el famoso ballet de Stravinsky El pájaro de fuego, obra que cerraba el concierto. 

“Curiosidad, ira, tristeza y renacimiento” son las 4 partes que forman esta pequeña obra, y que parten del estudio que los niños realizaron sobre la obra de Stravinsky y sus propias sensaciones sobre la misma, a la vez eligieron el tema musical que lo tenía que enlazar todo, una melodía popular que Stravinsky utiliza en su obra y que la compositora ha enmascarado dentro de su composición. 

Durante la interpretación la OBC contó con los refuerzos de algunos alumnos del aula de música de la escuela Pepa Colomer, dentro de la sección de violines y contrabajos, además de contar con toda una nueva sección de ukelelistas y un coro que daba voz a la letra de la propia autora. Una obra pensada para poder ser interpretada por todos ellos pero con la dirección clara de llegar también al público.

Si bien la obra de Mariona Vila partía de un único motivo, la 3a Sinfonía de Brahms cuneta con mas de 15 motivos diferentes, algunos más reconocibles que otros, puesto que esta es una de las sinfonías más conocidas del compositor, en palabras de Brahms: “desgraciadamente, demasiado célebre” una frase ingeniosa, de las habituales en su repertorio, pero que esconde una apreciación sobre la comprensión del arte: según Brahms, esta popularidad demostraba una apreciación únicamente superficial de la música, así como una ignorancia de la sutileza con que es tratado el discurso y la elaboración profunda de la obra. 

En cualquier caso esta sinfonía es un buen ejemplo del trabajo sinfónico del compositor, un trabajo delicado hasta en el más mínimo detalle, de perfecta estructura y elaborados elementos orquestales y temáticos. El maestro Kazushi Ono supo exprimir todos estos detalles con una orquesta que se mostró despierta y orgánica en todas las inflexiones de la música.

Si bien, la de Brahms fue una obra de gran acogida entre el público de su época, el Concierto para violoncelo y orquesta en La menor de Schumann tuvo una recepción inversa, inclusa hasta cierto punto siendo incomprendida en su momento, una obra de madurez que no tuvo un éxito inmediato. Schumann creía que la música debía prevalecer por encima de la espectacularidad, y así se transmite en la partitura, en la relación entre el solo y la orquesta y el tratamiento de la parte solista, de hecho eliminó las cadencias de solista y, a pesar de que este concierto sigue siendo todo un reto para los intérpretes, de cara al público del su época resultó poco vistoso. Los tres movimientos típicos de los conciertos interpretan seguidos, sin paradas intermedias, lo que da continuidad y unidad a la música, pero que no permite al público de aplaudir en medio, una práctica en la que los melómanos entonces eran muy aficionados.

Que decir sobre el papel de Gautier Capuçon, su innegable seguridad frente a la orquesta, su sonido y su postura hablan por el mismo, uno de los violoncelistas reconocidos más jóvenes del momento, tocando de bien joven en proyectos como el European Community Youth Orchestra, conocida actualmente como European Union Youth Orchestra, y en la Gustav Mahler Jugendorchester, trabajando con prestigiosos directores tales como Seiji OzawaBernard HaitinkPierre Boulez y Claudio Abbado.

Desde entonces ha llevado a cabo una importante carrera como solista de gran reclamo internacional, trabajando con grandes directores, y ha demostrado un gran interés por la música de cámara, de hecho, forma parte del Capuçon Quartet, formado por su hermano Renaud, la violinista Aki Saulière y la intérprete de viola Béatrice Muthelet. Fueron creadores del quartetto Mosaïques de Karol Beffa.

Una interpretación brillante y poderosa que pone los pelos de punta.

Si el concierto se abría con el estreno del Gallo de fuego, se cerró con la interpretación de El pájaro de fuego fue la primera partitura para ballet que encargaron a Igor Stravinsky los Ballets Rusos instalados en París y dirigidos por Sergei Diaghilev. 

En este primer ballet ya se observan las maneras y la dirección de Stravinsky que afianzaron su posición hacia el cambio en el mundo del ballet, y por supuesto de la música, el concepto del ritmo, la acción dramática, la intensidad, el lirismo, la escenografía, en definitiva repensar todos los patrones establecidos, que llevarían al compositor a escribir obras como Petruixka el año siguiente, y La consagración de la primavera tres años más tarde.

auditori.cat

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