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Dido, Eneas Y Li

Dido, Eneas y Li

JOSÉ MARÍA GÁLVEZ      ENE. 23, 2023

Casi cuatro años hace de la última vez que pudimos disfrutar de una de las obras maestras del inglés Henry Purcell (1659-1695), la ópera “Dido & Aeneas, Z. 626”, que en aquella ocasión lo era en el Teatro Real y en la actual en los Teatros del Canal, en una coproducción en la que aparte de los Teatros del Canal han participado el Théâtre Impérial de Compiègne, el Château de Versailles Spectacles, el Gran Teatre del Liceu y Les Arts Florissants, con la colaboración del Teatro Real, como vemos una producción con mucho interés por la participación de las distintas compañías.

Danza pasada por agua

La presente producción presenta un largo preámbulo que nos pone en situación haciendo un recorrido por el Olimpo y alrededores con los parabienes que se brindan desde allí. Se trata de la “Celestial Music Did The God Inspire, Z.322” del mismo autor Nada que objetar en lo musical, si no fuera por el espectáculo coreográfico que se desarrolla simultáneamente con coreografía de Blanca Li. La directora de escena y coreografía, a la par que actual directora de Los Teatros del Canal, idea y construye una coreografía no exenta de belleza, con gran dificultad e, incluso, muy ajustada y acertada en algunos fragmentos, pero que hace aguas desde el principio al final, literalmente. Los bailarines de la Compañía Blanca Li se deslizan, se escurren, danzan, caminan, se contorsionan y hasta hacen el amor sobre una superficie impregnada de agua que no deja de sonar chapoteando por encima de la música y la palabra. En todo caso hay que felicitar el trabajo ofrecido por los bailarines de la Compañía Blanca Li, con un reconocimiento expreso al alter ego de Dido, la bailarina Alizée Duvernois.

Al igual que en la representación de 2019, los cantantes están doblados coreográficamente, si bien, a diferencia de aquella ocasión, aquí los cantantes son eso, cantantes, solo voz, ya que se les concibe como grandes estatuas que se deslizan con ayuda de los bailarines por la superficie húmeda, si bien quedan a más de dos metros de altura sobre el suelo.

La dirección de escena de Blanca Li y la escenografía de Evi Keller están pensadas para que el juego con los tres protagonistas, siempre presentes y siempre ausentes, ofrezca los mejores resultados de tal manera que a pesar del estatismo de los mismos resuelven con recursos minimalistas las escenas bien diferenciadas. Salvo el común denominador del continuo chapoteo.

Un trío de altura

La mezzosoprano francoitaliana Lea Desandre, el barítono italiano Renato Dolcini y la soprano portuguesa Ana Vieira Leite conforman el trío protagonista dando voz a Dido, Eneas y Belinda respectivamente. Un trío de altura en el doble sentido de la palabra, altura física sobre el escenario y altura en la calidad de cada una de las voces. Conocedores al detalle del repertorio que manejan y entregados en los matices y caracteres de cada una de las voces, especialmente la mezzosoprano Lea Desandre con una Dido expresiva, dramática pero sin patetismos, contenida en su torrente de desesperación, con un logradísimo aria final, donde el clavicémbalo deja de sonar para dar protagonismo al órgano, con el mejor colofón cuando entona “remember me, but / ah! Forget my fate”. Por otro lado Ana Vieira Leite emociona con una bellísima voz que envuelve la escena circundante con facilidad, sin problemas en ninguno de sus registros. El barítono que encarna a Eneas, recorre registros menos amables para el lucimiento pero no por ello desmerece su trabajo, del cual ofrece también la versión del papel de Hechicera.

El resto del reparto formado por la soprano Lauren Lodge-Campbell como primera bruja, la soprano Virginie Thomas como segunda bruja y segunda mujer, el tenor Jacob Lawrence como marinero y el también tenor Michael Loughlin Smith como espíritu son dignos compañeros del trío protagonista, al cual acompañan, engañan, seducen y consuelan.

Todo ello dirigido desde los instrumentos de tecla, con una precisión que marca la experiencia del francés nacido en Estados Unidos, William Christie; maestro que conoce la obra desde su juventud, al igual que su inseparable agrupación Les Arts Florissants de la que cabe destacar la flauta de Sébastien Marq.

Los caprichos de los dioses

Tal como recoge el libro IV de la Eneida de Publio Virgilio (70 a.C. – 19 a.C.) Jupiter obliga a Eneas a abandonar todo placer para volver a matar, es decir, si mientras todo el tiempo que ha estado Eneas en Cartago, como invitado de la reina Dido, ambos se enamoraron mutuamente bastó la visita de los espíritus que, en nombre de Jupiter, le ordenan dejar las delicias de Amor e ir a ganar las costas de Hesperia para restaurar la antigua Troya. Este tema es la base que sirve al poeta y libretista irlandés Nahum Tate (1652-1715) para elaborar el libreto. 

Libreto, música y danza que convencieron sobradamente al público que asistió a la representación, que perdonó incluso el chapoteo que de forma continua monologaba sobre la música.

teatroreal.es

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