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Dvořák Demasiado Grande

Dvořák demasiado grande

ISRAEL DAVID MARTINEZ     MAR. 10, 2024 (Fotos: A. Bofill)

El Palau de la Música Catalana acogió, el pasado jueves 7 de marzo de 2024, un evento muy esperado por los amantes de la música clásica: el concierto de la prestigiosa Orquesta Filarmónica Checa bajo la batuta del aclamado director Semyon Bychkov. El programa prometía una experiencia sonora inolvidable, con el brillante solista Pablo Ferrández interpretando el ‘Concierto para violonchelo en Si menor’ de Antonín Dvořák, seguido de la monumental Sinfonía del Nuevo Mundo del mismo compositor.

El público congregado en el Palau de la Música Catalana aguardó con expectación el comienzo del concierto, con la promesa de presenciar una ejecución magistral de obras emblemáticas del gran repertorio. Sin embargo, la realidad sobre el escenario no logró alcanzar las altas expectativas generadas.

Pablo Ferrández, en el papel de solista, demostró su destreza técnica y sensibilidad interpretativa durante el ‘Concierto para violonchelo en Si menor’ de Dvořák. Su ejecución fue precisa y emotiva, llevando al público a través de los diversos matices de esta obra maestra del repertorio para violonchelo. Sin embargo, su brillantez contrastó notablemente con el desempeño de la Orquesta Filarmónica Checa.

Desde el inicio, la orquesta mostró una falta de brillo y precisión que resultó evidente para la audiencia. La energía esperada en interpretaciones de estas magnitudes estuvo ausente, y aunque se podían percibir destellos de virtuosismo en algunos pasajes, en general, la ejecución careció de la cohesión y la pasión necesarias.

Semyon Bychkov, al mando, no logró transmitir la ilusión necesaria para inspirar a la orquesta a alcanzar su máximo potencial. Aunque su dirección fue sólida desde el punto de vista técnico, faltó ese factor extra que eleva una interpretación de buena a memorable. La conexión emocional entre director, músicos y audiencia pareció estar ausente durante gran parte del concierto, dejando una sensación de oportunidad perdida en el aire.

La segunda parte del concierto, que presentaba la imponente ‘Sinfonía del Nuevo Mundo’ de Dvořák, no logró revivir del todo el ánimo. A pesar de los momentos de grandeza que ofrece esta obra, la interpretación careció de la vitalidad y la profundidad emocional que la caracterizan, dejando un sabor agridulce.

Más información:

bcnclassics.cat

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