El planeta de Casals
By ISRAEL DAVID MARTINEZ NOV. 5, 2016
El Cuarteto Casals es una de las mejores formaciones de cámara del momento. Incluso se podría decir, sin exagerar, que es uno de los mejores cuartetos de cuerda de la historia de la música. La pregunta obvia es: ¿cómo se alcanza ese nivel, cuál es el truco, por qué aquellos chicos que iniciaron su andadura en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, alrededor de 1997, han llegado a ese nivel?
En el descanso del concierto estuve hablando con numerosos intérpretes de cuerda. Chicas y chicos que, con una gran sonrisa, intentaban, tras la primera parte, relatar sensaciones sin perder la compostura. Uno de ellos, con algunas gotas de sudor en la frente, me confesó: “estoy muy tocado… no estaba preparado para esto”.
Y lo cierto es que con un auditorio abarrotado –todo el papel vendido–, nadie se había preparado para escuchar la mejor interpretación, que uno recuerda, de una obra del siglo XXI. La elegida fue Six moments musicaux, op. 44, escrita entre 1999 y 2005, del interesante compositor György Kurtág. Los Casals abordaron su lectura, su recreación, desde el conocimiento más absoluto, desde el respeto y devoción a un genio, en este caso húngaro. A partir de ahí, hicieron lo que saben hacer. Desde el fundamento de la investigación, profundización, buscan sonoridades nuevas y consiguen crear un todo, un mensaje tan grande y orgánico que se transforma en palpable. La obra de Kurtág se convirtió, ante nuestros ojos, en un planeta. En él había mares, ríos, valles, prados, seres vivos que corrían y luchaban y cielo. El planeta era hermoso, casi se podía tocar pero se difuminaba entre los silencios que desunían los diferentes movimientos. Y para eso, nadie se había preparado.
Tras ese momento inolvidable le tocó el turno al monumental Cuarteto Nº 6 en Fa menor, Op. 80, de Felix Mendelssohn. Escrito el año de su muerte –testamento musical– en él reflexiona a partir de la trágica perdida de Fanny, su hermana. Y el Casals lo volvió a hacer. Construyó, en este caso, el discurso necesario para redescubrir, iluminar, una obra de repertorio. Su lectura fue brutal, apasionada, inteligente.
En la segunda parte el Sexteto de cuerda nº 2 en Sol mayor, op. 36 de Johannes Brahms con la ayuda de los dos integrantes pertinentes, que en este caso, provenían del Cuarteto Belcea. Voluntarioso trabajo para esta obra excesiva en muchos aspectos.
¿Cómo se consigue ser el Casals? Interpretando música de nuestro tiempo, y también a los clásicos, convirtiéndose en los co-creadores de las obras que programan, trabajando con pasión y detalle rebuscando tesoros ocultos en todos los compases y, sobre todo, día tras día, exigiéndose el máximo y no permitiéndose el lujo de creerse en la cima.
Si el Cuarteto Casals puede crear un planeta, quiero vivir en su sistema solar.
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