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Falstaff…inmenso

Falstaff…inmenso

By JOSÉ MARÍA GÁLVEZ     ABR. 26, 2019

A los 80 años Giuseppe Verdi (1813-1901) escribe su segunda ópera cómica. Ópera cómica muy seria, en la que el compositor de Busseto cierra su catálogo operístico creando un nuevo género. Sin recitativos, sin arias, sin nada que recuerde a la estructura de cualquiera de las óperas anteriores y coetáneas. Por eso los 53 años que median entre la composición de las dos óperas cómicas de Giuseppe Verdi y las 25 óperas entre medias no son más que un bagaje que queda superado en la última del joven de 80 años que era Verdi. La música diversa, cambiante, dibuja y ensalza cada palabra del libreto y cada escena de la acción. Música llena de matices y de contraposiciones que debieron sorprender al público de la época, desde el mismo inicio de la ópera donde no hay preludio ni obertura hasta el final que se constituye en una deliciosa fuga. La historia de Sir John Falstaff recogida en el libreto escrito por Arrigo Boito (1842-1918), compositor, poeta y narrador, es originaria de la pluma de William Shakespeare (1564-1616), entresacada de “Enrique IV”(1596-1597) y de “Las alegres comadres de Windsor”(1601). Caballero burlón, autosuficiente, conquistador y vividor, pero que se nos torna cabal y filósofo en la última parte de la ópera.

Falstaff, estrenada en el Teatro alla Scala de Milán en 1893, es quizá la obra maestra del compositor. Inclasificable y única. Ha tenido grandes intérpretes, tanto cantantes como directores, a lo largo de su historia, lo que ha permitido que además sea una de las más populares. En Madrid se estrenó, en el Coliseo en el que ahora se representa, justo un año después de su estreno absoluto, el 10 de febrero de 1894. La versión que aquí se comenta es la del 24 de abril de 2019, en las voces del mal llamado segundo reparto, ya que la interpretación ofrecida fue de primera categoría, en una obra que fácil no es. Las apariencias engañan.

SEGUNDO REPARTO

Misha Kiria, barítono georgiano de voz deliciosa. Elaboró un Sir John Falstaff a la altura de las circunstancias. Vocal y escénicamente. Rotundo, rico, dulce y grotesco, desde la confesión inicial al Dr. Caius hasta el coral fugado final. Considero interesante poder verlo y escucharlo más en próximas temporadas, sin duda será un placer. El tenor Christophe Mortagne encarna al Dr. Caius, personaje que abre la ópera reclamado al caballero inglés que reconozca sus fechorías del día anterior sobre su hacienda, cosa que Sir John no tiene inconveniente en confesarle directamente, su interpretación fue correcta durante toda la ejecución con momentos y detalles muy logrados en la interpretación escénica. La soprano canaria Raquel Lojendio hace una más que digna Alice Ford. Tiene una bella línea vocal que no cansa ni quiebra y que parece manejar con facilidad. Los lacayos de Falstaff, Bardolfo y Pistola, están interpretados con gran acierto por el tenor vasco Mikeldi Atxalandabaso en el caso de Bardolfo, que tantas buenas actuaciones nos ha ofrecido en los últimos años, por citar los dos últimos, un recordado Le Remendade de “Carmen” de Georges Bizet (1838-1875) en la temporada de 2017, hasta el estupendo Mime de “Das Rheingold” de Richard Wagner (1813-1883) esta misma temporada; y por el más que adecuado bajo Valeriano Lanchas en el papel de Pistola. Por la parte femenina, y ya comentada Alice Ford, es la hija, Nannetta, que en boca y cuerpo de la soprano madrileña Rocío Pérez la que destaca con una línea vocal cautivadora cantando a placer y conocedora de sus limitaciones. Sin duda un gusto escucharla en futuras ocasiones. El papel de Mrs. Quickly estuvo muy bien interpretada por la Diana de “La Calisto”, la mezzosoprano Teresa Iervolino, buena carta de presentación su reverenzaante el caballero Falstaff. La mezzosoprano Gemma Coma-Alabert en el papel de Mrs. Meg Page quizá sea la menos destacada del grupo de comadres, limitada en la emotividad vocal pero acertada en la interpretación escénica. El tenor catalán Albert Casals dispone en esta ocasión de un papel más largo que las últimas dos veces que lo escuché en el Teatro Real, Nicolás Orsini en “Bomarzo” de Alberto Ginastera (1916-1983) y un joven oficial en “Die Soldaten” de Bernd Alois Zimmermann (1918-1970) y siento que su voz está más formada y realiza un agradable Fenton. Por último mencionar una muy buena interpretación del barítono Ángel Ódena dando vida a Ford, el marido celoso y urdidor que fracasa en cada una de sus tretas; algunos conocimos a este barítono en dos óperas españolas en este mismo escenario, en 1999 como Don Lope de Aguilera en “Margarita la tornera” de Ruperto Chapí (1851-1909) y en 2003 como Mordred en “Merlin” la segunda de las óperas inglesas de Isaac Albéniz (1860-1909), y el paso de los años no ha hecho sino afianzar y colorear mejor su potente –quizá demasiado en alguna ocasión- voz.

Daniele Rustioni realiza una lectura rica en matices, fluida y equilibrada que la Orquesta Titular del Teatro Real sabe poner en pie de manera ejemplar. Integrado en todo el conjunto, el Coro Titular del Teatro Real hace una interpretación que merece un serio reconocimiento.

PUESTA EN ESCENA

Todo ello enmarcado en una escenografía firmada por Laurent Pelly y Barbara de Limburg que, aunque funciona bien en general, los cambios de escenario del primer acto quiebran el discurso musical profundamente, haciendo perder el interés que la propia acción y desarrollo musical habían creado. Producción que se debe a la colaboración entre el Teatro Real y el Théâtre Royal de La Monnaie de Bruselas, la Opéra National de Bordeaux y la Tokyo Nikikai Opera Foundation y Neoescenografía, S.L.

La coetanidad de Falstaff es eterna. Más que nunca nos encontramos en un mundo que desconoce a Shakespeare, Boito y Verdi, pero que les hacen estar más vivos que en vida al recordarnos cada día que tutto nel mondo é burla.

teatroreal.es

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