Hermano humano
© L’Auditori, May Zircus
By JOSUÈ BLANCO OCT. 1, 2019
René Huyghe lo tenía claro: “El arte y el hombre son indisociables. No hay arte sin hombre, pero quizá tampoco hombre sin arte”. La OBC vuelve de las vacaciones con mas arte que nunca, y abriendo temporada con dos obras que se centran en el hombre y la música: Human brother de Ferrán Cruixent i Un réquiem alemán de Brahms.
Human brother (Hermano humano) parte de esta idea, llegando a ser un canto al humanismo sobre el que el autor se plantea la relación entre el ser humano y la inteligencia artificial (IA) en los albores de una nueva Generación. La soprano solista, interpretado en esta ocasión por Ilona Krzywicka, hace suyo el papel de la “máquina” encarnando a la inteligencia artificial, quien interpela directamente al hombre, en un texto que corresponde al propio compositor, Ferrán Cruixent, bajo el nombre de Prayer for the human brother (oración por el hermano humano).
No es la primera vez que Cruixent pone el foco de su obra en la relación entre el hombre y la tecnología, de hecho, es una constante en su trayectoria, su tetralogía Cyborg es una buena prueba de ello, el pasado mes de Febrero lo pudimos comprobar también en el Auditori con la obra Deus ex machina.
Lo que cabe destacar de la obra de Cruixent es el resultado de esta investigación que el autor lleva a cabo sobre como la tecnología se ha integrado y cambiado nuestras vidas, llegándose a preguntar si ha muerto el humanismo o el propio hombre o cuestionando si la IA es inteligencia o sólo artificio.
Para tal investigación Cruixent ha contado con la cooperación del Barcelona Supercomputing Center y el Doctor en física Artur García-Sáez, trabajando con la supercomputadora Marenostrum4 generando sonidos y melodías basadas en algoritmos matemáticos a partir de audios procedentes de obras sinfónicas del propio compositor. Todos estos aspectos llenan la partitura de efectos y técnicas que imitan o nos hacen pensar en este mundo tecnológico: como el hablar “robótico” de la soprano, o el uso de los móviles por parte de la orquesta, el Cyber synging, efecto que ya vimos en Deus ex machina.
En 1865 en una carta a Clara Schumann Brahms se refería a su op. 45 como «una especie de réquiem alemán», una obra sacra, por definición, que parte de los textos de la Biblia alemana de Lutero, un réquiem para los vivos, humano, en palabras del propio Brahms, lleno de compasión, misericordia y esperanza. Obra clave en el repertorio del compositor, que le mereció la fama en su momento, y que sigue llenando de esperanza al público de hoy.
Destaca el papel del coro, la soprano y el barítono solista, quienes dan voz a estos pensamientos de optimismo y confianza ante el destino del hombre. Papel nada fácil para ninguna de las voces por los constantes cambios dinámicos y que pusieron de manifiesto el nivel de profesionalidad tanto del Orfeó Català como del veterano barítono Dietrich Henschel, una voz sobretodo acostumbrada a la ópera pero con experiencia de sobra en el lied. Ilona Krzywicka volvió a aparecer al escenario en el quinto movimiento de este réquiem, su firmeza y carácter demuestran sus capacidades y consolidan su imparable trayectoria.
Seguimos pues un curso mas con la OBC, con la ilusión de seguir sus retos y metas y, sobretodo, de seguir emocionándonos con la buena música, compartiendo a los clásicos de siempre con los artistas de nuestro tiempo.