By EVA MESALLES     ENE. 14, 2018

La Seca – Espai Brossa

LA PERDIU ÉS DE QUI LA CAÇA

Una pequeña sala con capacidad para treinta personas, ambientada en fondo negro y con luces rojas, es el punto de partida de este nuevo proyecto de La Seca.

Dos intérpretes, Ariadna Pastor como la narradora y Laia Capdevila con su viola, aparecen en el escenario. Dos bellas damas enfundadas en sendos vestidos turquesas se preparan para explicarnos una historia.

Las historias de siempre, aquellas que repite el ser humano sin tener en cuenta ni época, ni etnia, ni condición social, basadas en los cuentos de Las Mil y una noche y en el Decameron de Boccaccio, son las narraciones que nos demuestran que el comportamiento humano no cambia y que la pasión, el engaño, el ingenio y la elegancia presentes en estos relatos, nos hacen sentir vivos y hacen volar nuestra imaginación.

La puesta en escena huye de cualquier propuesta tecnológica y apuesta por la sencillez absoluta, una narradora y una violista. Ariadna Pastor (la cuentacuentos) está fantástica en su papel interpretando un monólogo de una hora de duración, Ariadna relata con entusiasmo, inteligencia y picardía, diferentes historias con el nexo de unión del clásico cuento de Sherezade, “ No la mataré hasta que sepa como continúa esta historia maravillosa”. Su acompañante, Laia Capdevila, utiliza su bello instrumento para dar voz a las narraciones con composiciones de Òscar Vilaprinyó.

La música compuesta para esta ocasión recurre al leitmotiv para situar los diferentes protagonistas o para describir alguna escena, el compositor utiliza en exceso efectos como glissandos y trinos y a la vez, rinde homenaje a temas como el de Sherezade de Rimsky Korsakov, The Imperial March de John Williams y el inicio de la Quinta Sinfonía de Beethoven, que aparecen como guiños musicales.

El proyecto de usar música en directo volviendo a la esencia del teatro, en un mundo donde la tecnología se ha apoderado de nuestro tiempo, me parece genial y ojalá esto sea el principio de una serie de obras donde actores y músicos caminen de la mano. Por otro lado, hubiera deseado que Laia Capdevila demostrara más sus aptitudes como solista y que las composiciones fueran más elaboradas: en mi opinión habrían añadido a la narración una dimensión más dramática y profunda, pero eso es otra historia…

laseca.cat