Pulgar arriba para Beethoven y Parra
JOSUÈ BLANCO FEB. 3, 2020
Este mes de febrero la OBC se centrará en recordar la imagen de Ludwig Van Beethoven en el 250 aniversario de su nacimiento, ya lo pudimos vivir el último fin de semana de enero con la primera entrega del festival Beethoven250. Esta semana Kazushi Ono nos presentaba la Obertura Coriolano junto con la escena y aria Ah perfido!, cerrando el concierto con la Quinta Sinfonía. A la par el otro plato fuerte fue el estreno en Barcelona de “Wanderwelle” obra inspirada en Beethoven que la OBC ha encargado a Hèctor Parra, conjuntamente con la Filarmónica de Colonia.
Seguramente no haya sido casualidad que estas tres obras de Beethoven coincidieran en esta segunda edición del festival Beethoven250, todas ellas comparten una serie de elementos que reflejan la imagen del destino, la visión del héroe y la tragedia. No es tampoco una rareza que compartan tonalidades similares: el concierto se abría en do menor con la Obertura Coriolano, continuando en Do Mayor en Ah perfido!, para finalmente cerrar el concierto con una transición del do menor a un glorioso Do Mayor en la Quinta Sinfonía. Todo una declaración de intenciones en la cosmovisión del compositor alemán, un artista involucrado en su tiempo y con unas ideas claras cómo demuestran estas tres obras tan distintas.
En la Obertura Coriolano el tema central es la visión a la vez trágica y gloriosa del héroe, encarnando en la figura del general romano Coriolano alienado por su entorno en la diatriba de destruir o salvar Roma. El tema no pudo menos que seducir al autor de la sinfonía “Heroica” o laObertura Fidelio, reflejando la propia identificación del compositor con estos personajes ilustres que deben lidiar con todo y tomar decisiones que llevaran a la gloria o a la muerte, la resistencia heroica a la adversidad.
El trágico caso de Coriolano se demuestra también en la música y se resume en esta obertura donde el final es, si cabe, aún más trágico que el inicio, donde la arrogancia y el poder del general dan paso a la resignación y la muerte.
Caso diferente es la escena y aria Ah perfido! Escrita con anterioridad se puede percibir aún una estructura y construcción de factura clásica, donde el tema que da voz a la protagonista es el abandono y la diatriba del personaje femenino hacia su amado que la ha traicionado, sin embargo la tragedia inicial se transforma en piedad mostrando la dualidad entre el dolor que produce la traición y el amor que aún siente por su amante. Todo este marco de sensaciones y sentimientos los puso en escena la prestigiosa soprano alemana Michaela Kaune.
Curiosamente esta obra se interpretó también el día del estreno de la Quinta -y la Sexta- Sinfoniadel autor.
Justo en medio de ambas obras y siguiendo la estela lírica y dramática de Ah perfido! La OBC presentó el estreno mundial de “Wanderwelle”, un monodrama para barítono y orquesta que la Filarmónica de Colonia y L’Auditori han encargado al compositor catalán Héctor Parra en el marco del Año Beethoven y que se ha hecho hueco en esta segunda edición del festival Beethoven250 encajando como anillo al dedo en este escenario de heroicidad, destino y drama, donde el compositor de Bonn aparece como protagonista del libreto obra de Händl Klaus basado en los cuadernos de conversación del compositor. Se distinguen tres partes, centradas en la vida cotidiana de los últimos meses de Beethoven, su relación con su sobrino Karl, y la muerte.
Parra ha puesto sus ojos en las Variaciones Diabelli (1823), una obra paradigmática de Beethoven que se sitúa en la cima de su producción instrumental, casi una hora de música para piano donde el compositor elabora hasta 33 variaciones sobre un vals de Diabelli. De la misma manera Parra ha elaborado 33 variaciones sobre un tema descrito con la indicación de Largo. Sobre estas variaciones el barítono recoge algunas frases del propio Beethoven, quien se convierte en el “héroe” o personaje central de la obra mostrando el drama del declive vital del compositor. El barítono Ekkehard Abele puso voz a este singular Beethoven, demostrando su versatilidad tanto en música más clásica como en la contemporánea.
No es ninguna novedad escuchar a Parra en l’Auditori, de todas maneras siempre se puede encontrar algo nuevo en cada una de las obras presentadas, sin embargo, este pequeño drama aportaba una sonoridad nueva, amplia y diáfana, en momentos clave de la obra enfocando el drama del personaje y haciéndonos descubrir un Parra diferente.
De todas maneras la música de nueva creación siempre encontrará sus detractores y sus defensores en cualquier auditorio, críticos e intercesores de juntar a Beethoven con los autores de nuestro tiempo siempre harán valer su opinión, no fue menos en esta ocasión y Parra tuvo que aguantar, aunque quizás ni se dio cuenta, un pulgar abajo en primera fila mientras subía a celebrar el éxito del estreno.
Cosa que demuestra, también, la valentía de l’Auditori y Ono de programar en medio de un festival dedicado a Beethoven un compositor contemporáneo. Por otro lado deberíamos reflexionar en cuántos de los compositores actuales y a lo largo de estos 250 años no han bebido o se han reflejado en el legado artístico de Beethoven, la inmensa estela artística que germinó gracias a su revolución en la música y que fue más allá de la música y el pensamiento del compositor.
Una verdadera revolución fue y sigue siendo la Quinta Sinfonía, quizás solo comparable al éxito de la Novena Sinfonía. Todo el mundo es capaz de recordar esas cuatro notas, todo el mundo solo habla, de hecho, de esas cuatro notas, sin embargo el éxito y la magia de Beethoven está en lo que viene después, en como con un material tan simple y a la vez tan poderoso desarrolla no solo un movimiento entero de una Sinfonía si no totalidad de la obra con la presencia del motivo constante uniendo los cuatro movimientos y haciendo evolucionar la imagen de ese destino implacable, el mal agüero cerniéndose impasible sobre todos, en un glorioso final, una fanfarria brillante en un resplandeciente Do Mayor que cierra la obra a golpe de destino con unos apoteósicos acordes finales que también reciben herencia del motivo inicial y generador de la obra.
Era la primera vez que Kazushi Ono interpretaba esta obra al frente de la OBC, casi como guardándose para una ocasión como esta, atribuyendo el mérito que realmente merece una obra de este nivel, lastimosamente sobre saturada y quizás en ocasiones vacía del mensaje inherente que el autor le confirió.
En este sentido sorprendió uno de los vídeos promocionales del concierto que la OBC lanzó a las redes en el que se veía un gag de apenas cuarenta y cuatro segundos de la famosa serie Los Simpson donde el público se marcha tras haber oído las famosas cuatro notas. Por suerte no pasó lo mismo en l’Auditori y finalmente llegamos a resolver el misterio entero que hay detrás de esta Sinfonía.