By ISRAEL DAVID MARTINEZ     JUL. 14, 2019

El Gran Teatro del Liceu ha cerrado la temporada 18/19 con la ópera Luisa Miller de Guiseppe Verdi. Basada en la obra de teatro de Friedrich von Schiller, Kabale und Liebe (Intriga y amor), “cuando se estrenó en 1849 el compositor ya había adaptado obras de Victor Hugo, Voltaire, Shakespeare y Lord Byron. Sin embargo, Verdi sentía especial predilección por el escritor alemán, uno de los máximos representantes del movimiento prerromántico del Sturm und Drang”; no obstante “el libreto de Luisa Miller también es un texto muy alejado del original alemán a causa de las tendencias de un género y una época en la que predominan la vida interior de los protagonistas y los elementos exteriores pierden importancia”, según las interesante notas al programa de Xavier Hernàndez i Garcia. En todo caso, se aleje más o menos del original, hay que preguntarse si ésta ópera –enmarcada entre La battaglia di Legnano (1849) y Stiffelio (1850)– continúa teniendo el encanto suficiente para su reinterpretación; el paso del tiempo es implacable con ciertas partituras. Lo que es innegable es que Luisa Miller aporta momentos memorables que deben estar sostenidos por un elenco de primer nivel. 

Éste ha sido el caso de la producción diseñada –exquisitamente en el ámbito vocal– por la directora artística Christina Scheppelmann. La pareja protagonista del primer cast, Sondra Radvanovsky (Luisa) y Piotr Beczała ( Rodolfo) estuvieron a un nivel excepcional en todos los sentidos. La famosa aria “Quando le sere al placido chiaror d’un ciel stellato” fue uno de los momentos más sublimes de la noche con un Beczała extraordinario. En el resto de papeles, igualmente importantes, Michael Chioldi (Miller) y Dmitry Belosselskiy (conde Walter) supieron mantener la narrativa dramática y musical con gran oficio y fuerza expresiva.

El único punto discutible ha sido la producción estrenada en el año 2010, en el Opernhaus de Zurich, y firmada por Ulrich Senn. Tal como se ha podido comprobar, en numerosas producciones de estas últimas temporadas en el Liceu, se colocó un gran cubo en el escenario y una plataforma giratoria. Ésta giró a la derecha, también a la izquierda, pudo hacerlo rápido, también giró lentamente y finalmente se pudo detener. Después de unos cuantos giros, a un lado y a otro, el espectador desea, de todo corazón, que esa especie de noria de feria se detenga de una vez por todas y no moleste a los cantantes. Por otro lado la videocreación proyectada, creada por Timo Schlüssel, no mostró el mínimo sostén orgánico.

El joven maestro Domingo Hindoyan estuvo voluntarioso, el coro correcto y la orquesta pecó de cierta falta de potencia. 

Se cierra así una temporada 18/19 que ha tenido producciones excepcionales (La Gioconda y Tosca) y otras que nunca deberían volver (Les pêuchers de perles).

(Photos by A. Bofill)

Del 14 al 27 de Julio de 2019, Gran Teatre del Liceu, Barcelona.

liceubarcelona.cat