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Traición A La Democracia

Traición a la democracia

ISRAEL DAVID MARTÍNEZ MAY. 23, 2024

El gobierno español ha tomado la insensata decisión de reconocer al Estado palestino, una medida que no solo carece de fundamento, sino que también supone un apoyo implícito al terrorismo. Esta decisión, impulsada por el PSOE y respaldada por sus aliados en el Congreso, representa un golpe devastador a los principios democráticos y una traición al que debería ser un aliado clave como Israel, la única democracia en el Medio Oriente.

La postura del gobierno español es una bofetada en la cara a la historia de la lucha contra el terrorismo y un desdén hacia la seguridad y estabilidad regional. Palestina, bajo la administración de grupos como Hamas, ha demostrado repetidamente su falta de compromiso con la paz y su amor a la violencia. Reconocer a un estado que no solo se niega a reconocer a Israel sino que también celebra los actos de terrorismo, es un acto de irresponsabilidad política y moral.

El PSOE, liderado por un peligroso e insaciable Pedro Sánchez, ha demostrado una vez más su inclinación por políticas populistas y demagógicas que sacrifican la verdad y la justicia en el altar de la conveniencia política. Esta decisión, sin duda, está diseñada para apaciguar a una base política que se alimenta de una narrativa simplista y sesgada del conflicto israelí-palestino, ignorando los complejos matices y la realidad sobre el terreno. Los asuntos turbios de la mujer del presidente español han sido el detonante que ha propiciado la decisión sobre Palestina. Todo vale para distraer a los votantes en la próximas elecciones europeas.

La complicidad de partidos como Sumar/Podemos en esta nefasta decisión no puede pasar desapercibida. Estos partidos han mostrado una y otra vez su desprecio por Israel y su inclinación por apoyar causas que, lejos de promover la paz, alimentan el conflicto. Su retórica inflamatoria y su apoyo incondicional a la causa palestina ignoran las violaciones de derechos humanos cometidas por las propias autoridades palestinas y la naturaleza violenta de muchos de sus actos. Causa estupor escuchar el odio y antisemitismo que transmite la señora Ione Belarra, no obstante, los partidos nacionalistas miran hacia otro lado y son cómplices con su silencio. Hay que recordar que tanto España como Alemania, a lo largo de la historia, han sido los dos países que más han hecho para borrar del mapa a los judíos. Alemania cambió el rumbo y pidió perdón. España, por tanto, se erige como el país democrático más antisemita de Europa y amigo fiel al terrorismo.

Es imperativo recordar que Israel es un bastión de democracia y derechos humanos en una región plagada de autoritarismo y represión. Los ciudadanos israelíes, árabes y judíos por igual, gozan de derechos y libertades que son inimaginables en los territorios palestinos. La libertad de expresión, de prensa, y los derechos de las mujeres y las minorías son protegidos en Israel, en contraste con la opresión que prevalece en Gaza y Cisjordania.

La decisión del gobierno español no solo socava las relaciones bilaterales con Israel, sino que también pone en peligro los intereses estratégicos de España. Israel es un socio clave en áreas como la tecnología, la innovación y la seguridad. Alienar a un aliado de tal calibre en favor de un gesto simbólico que apoya a un ente estatal sin un control efectivo sobre su propio territorio es una muestra de miopía política y diplomática.

Es hora de que el gobierno español reconsidere su posición y adopte una política exterior basada en principios sólidos y un entendimiento claro de las realidades geopolíticas. Apoyar a Israel no es solo una cuestión de solidaridad con una democracia hermana, sino también una cuestión de apoyar la estabilidad y la paz en una región volátil.

La comunidad internacional, especialmente aquellos comprometidos con la democracia y los derechos humanos, deben condenar esta decisión y presionar al gobierno español para que revierta su postura. La paz duradera solo puede lograrse a través de negociaciones directas y sinceras entre Israel y los palestinos, y cualquier reconocimiento prematuro de un estado palestino que no esté comprometido con la paz es un obstáculo para dicho proceso. Antes de que representantes de Israel y Palestina se sienten a hablar se debe terminar con el terrorismo y recuperar a los rehenes.

La decisión de reconocer al Estado palestino es un error histórico que mancha la reputación de España en el escenario internacional y socava los principios democráticos que debería defender. El PSOE y sus aliados –izquierda y nacionalistas– deben asumir la responsabilidad de esta traición a la democracia y rectificar este camino de insensatez antes de que los daños sean irreparables.

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