Los golpes del destino
By JOSUÈ BLANCO ENE. 20, 2019
“Sólo hay un sexta, a pesar de la pastoral”. Con estas palabras, Alban Berg elogiaba la Sinfonía nº 6 en la menor de Gustav Mahler. Una obra singular dentro del repertorio sinfónico y del repertorio del propio autor: una única obra que ocupaba el programa de la OBC este fin de semana en el Auditori de Barcelona.
Aunque conocida como la “Sinfonía trágica”, el compositor nunca dio tal nombre a la obra de forma oficial: de hecho, a partir de 1900, Mahler dejó de poner títulos o apodos para sus sinfonías. Por otro lado, en sus memorias sobre Gustav Mahler Bruno Walter afirmó que “Mahler llamó [a la obra] su sinfonía trágica”.
Más allá de los nombre y apodos, sí que destaca en esta sinfonía un aire diferente a las otras 9 del autor, un carácter más melancólico y un final trágico, lleno de referencias al destino, hecho que representa una singularidad dentro de la producción del autor. A pesar de la intención de Mahler de borrar toda señal programática de la obra, sabemos que el autor finalizó la sinfonía después de un retiro en las montañas, y en cierta manera se puede percibir el aire y el sonido de los Alpes italianos en muchos pasajes de la obra: como por ejemplo con el uso de cencerros y campanas fuera del escenario, quizá recuerdos sonoros del viaje de Mahler en contacto con la naturaleza y los pequeños pueblos alpinos. Cada uno deberá imaginar su propia escena, pues al contrario que Richard Strauss con su Sinfonia Alpina, Mahler borra del programa o del título cualquier referencia a este ideal bucólico, en un intento de no subyugar la música a ningún programa o imagen, por más que puedan existir las referencias.
Karl-Heinz Steffens es una de las batutas más aclamadas y versátiles del panorama internacional, con una asentada carrera en el campo sinfónico y operístico. Su debut con la OBC garantiza escuchar esta obra con uno de los grandes directores del momento, hecho que se notó en la interpretación de la orquesta, que estaba más llena de lo habitual con colaboradores que ayudaron a conseguir el sonido lleno y denso que requiere cualquier sinfonía de Mahler, destacando el papel de la percusión y el viento. Al respeto cabe destacar la actuación de la celesta, instrumento que corroboraba la perfecta técnica de instrumentación de Mahler: todos los detalles cuidados al extremo en un perfecto equilibrio sonoro.
Una de las preguntas que había antes del concierto tiene que ver con uno de estos detalles instrumentales: el uso de un martillo en el Finale. La primera versión de la partitura incluye 3 golpes de martillo en este último movimiento, que podrían interpretarse como los golpes del destino que se hacen oír por todo el auditorio. Finalmente en una versión revisada el compositor decidió eliminar el fatídico tercer golpe de martillo en un intento de eludir la fatalidad; paradójicamente en los años posteriores Mahler sufriría 3 golpes trágicos del destino: la muerte de su hija María a la edad de cuatro años, su dimisión forzada de laÓpera de Viena y el diagnóstico de una enfermedad cardíaca incurable: la encarnación del destino en la obra del propio compositor.
Más allá de estos detalles, siempre podemos contar con la interpretación de alguna de las grandes sinfonías de Gustav Mahler durante las diferentes temporadas de la OBC, y no es de extrañar, pues Mahler siempre llena l’Auditori de Barcelona, gracias a la afición de un público fiel hacia el compositor.