Aires nacionalistas en la OBC
EVA MESALLES NOV. 25, 2019
El pasado día 24 de noviembre, la OBC dirigida por el maestro Josep Pons, ofreció un programa dedicado a una de las obras cumbres del compositor húngaro Béla Bartók “El castillo de Barbazul”. Esta ópera, la única que compuso Bártok, tiene un solo acto y el libreto es de Béla Balázs. poeta y amigo del compositor. Para esta ocasión se contó con el barítono Robert Bork y la mezzo-soprano Rinat Shaham. La primera parte redondeó este concierto con las “Danzas Eslavas” de Antonín Dvorak y las “Danzas Hungaresas” de Johannes Brahms.
Brahms compuso las “Danzas Hungaresas” a partir de canciones populares que le llegaron a través de su amigo y violinista Ede Reményi. Los más mahlerianos encontraran en la “Danza núm.3“ un presagio de referencias populares en Mahler, como en la “Tercera Sinfonía”. Por otro lado, ”Las Danzas Eslavas, op.72“ de Dvorák, existen, en gran medida, debido al interés de Bramhs por el trabajo de Dvorák. Brahms puso en contacto a su editor berlinés con Dvorák y, gracias a un encargo de éste último, el compositor checo compuso “Las Danzas Eslavas”.
La única ópera de Bartók, “El castillo de Barbazul” , está basada en el cuento de Charles Perrault “La Barbe-Bleue”. Sólo dos personajes cantan en escena, Barbazul y su esposa Judith. Compuesta en húngaro en 1911, fue rechazada en su primera presentación y no se estrenó hasta siete años más tarde en Budapest, pero consiguió revivir el interés por la música popular húngara y logró que el pueblo acudiese a la ópera para escucharla. Ni a Béla Balázs, autor del libreto, ni a Béla Bartók les interesaba explicar exactamente la historia del duque Barbazul y Judith, sino más bien usar estos personajes para explicar un viaje psicológico al interior del ser humano. Algunos musicólogos sostienen que el desengaño amoroso de Bartók con Stefi Geyer sería un elemento autobiográfico presente en la obra.
El programa presentado por el Auditorio de Barcelona estuvo bien estructurado, una primera parte de corta duración preparaba al público para el gran despliegue orquestal que supone la interpretación de la ópera de Bartók. La talentosa y experta mano del director Josep Pons exprimió el potencial de la OBC. Fantásticos en sus respectivos papeles la mezzo-soprano Rinat Shaham y el barítono Robert Bork. Los dos supieron entender su papel y hubo transmisión de emociones poderosas. El Auditorio de Barcelona estaba repleto, el público supo respetar -salvo una curiosa excepción- el silencio necesario que el director realizó al final del concierto. En definitiva, un concierto que cumplió con las expectativas y lo más importante, nos dejó con ganas de volver.