Arcadi Volodos, el mago
By XAVIER RICARTE OCT. 25, 2018
Fuegos artificiales, poesía y pura magia se vivió el pasado miércoles 24 de Octubre, en el estreno de la 35ª Temporada de Ibercamera. Música vestida y revestida de mil colores salía de las manos del maestro Volodos. El Palau de la Música Catalana se encontraba rendido entre placeres sonoros y espléndidos.
Arcadi Volodos recitó Schubert, Rachmaninoff y Scriabin. Un concierto que sobrevoló toda expectativa imaginable.
El recital empezaba con la 1ª Sonata en Mi Mayor D.157, de Franz Schubert. Des del inicio se observaba nitidez, sensibilidad y control. Allegro ma non troppo, Andante y Minuetto impecables. De un Schubert joven a otro mas maduro con los 6 Moments musicaux, D.780. Ternura, voces angelicales y pasión a flor de piel. Oídos atentos a sus famosos y encantadores pianissimos, dejando embelesado al público ante su delicado trato del sonido.
Mundos variados, con inspiraciones diversas, se juntaban en una sola obra con recuerdo de danza, la cual el pianista describía personajes distintos, muy humanos y personales.
Media parte para volver a este universo después del enigmático encantamiento.
Seguidamente se acercaban dos enormes compositores rusos, Rachmaninoff y Scriabin.
Un cambio de altitud tremendo, en campos sonoros inmensos y profundos.
Volodos es uno de los pianistas que mas se ha adentrado en el cosmos armónico de los músicos mencionados y él mismo dio prueba de ello en este formidable concierto.
3 Preludios iniciaban la 2ª parte del concierto. Preludio op 3 no 2, Preludio op 23 no 10 y Preludio op 32 no 10 abrían las puertas de la vida de Sergei Rachmaninoff. La sala tronaba ante el poder colosal que emitían esas manos. Un creación armónica bellísima que el maestro perfilaba con elegancia y desgarro emocional. Consecutivamente, la transcripción del propio Arcadi sobre el Romance op 21 no 7. Una pieza que alzaba las almas a un estado de satisfacción divino e indescriptible. La Serenade op 3 no 5, con fuerza y potencia evocando aires españoles. Y para terminar con este compositor, el Etude tableaux op 33 no 3. Una tela sonora larga con una paleta gigantesca de colores y con un recorrido abismal de dinámicas que Volodos controlaba finamente como si se tratara de una aurora polar.
Melodías exquisitas que cogían otros caminos. Scriabin entraba con un aire mas introspectivo y personal. Un compositor que el pianista ruso comprende excelentemente.
La Mazurka op 25 no 3, exhibía un Aleksandr Scriabin joven, sugestionado por la obra de Chopin. En Caresse dansée op 57 i Enigma op 52 , el campo armónico mutaba a un Scriabin mas tardío, con armonía típicas de su posterior etapa. Volodos terminó el programa con las últimas obras del maestro de la sinestesia, Flammes sombres op 73, Poème no 2 op 71 y la vibrante obra Vers la flamme op 72. Una interpretación que conmovió y exaltó la sala en una larga oleada de aplausos y “Bravo”s.
Un programa exigente y completo que un maestro de enorme talla regaló al público de Ibercamera. Para finalizar el concierto, se despidió con 5 bises que destapaban el finísimo paladar de este excepcional músico. Una muestra magnífica e insuperable del poder de la música y del dominio de un auténtico mago, Arcadi Volodos.