Calidad artística
By JOSUÈ BLANCO FEB. 24, 2019
Este fin de semana el Auditori de Barcelona se llenó de música llena de matices orientales y con toda la huella de la música para cine: desde la singular obra sinfónica de Tan Dun, Internet Symphony nº 1 “Eroica”, hasta la mítica suite sinfónica de Rimsky-Korsákv, Shéhérazade op. 35, pasando por el singular Concierto para violín y orquesta op. 35 de Korngold. Un cuadro sinfónico lleno de colores y texturas.
El concierto se abrió con Internet Symphony núm. 1 “Eroica”, la primera sinfonía de uno de los compositores chinos mas reconocidos del momento, Tan Dun, célebre por obras como el Water Concerto o las galardonadas bandas sonoras de Crouching Tiger o Hidden Dragon. La música del autor transita entre estos dos ambientes: la búsqueda sonora propia de la música contemporánea y la aplicación de esta música en el campo del cine, justamente esta primera sinfonía está muy en relación con las bandas sonoras, recibiendo muchas influencias de este campo tanto en el trabajo temático de los motivos musicales empleados, como en la orquestación. Esta obra se enmarca en un proyecto de la Orquesta Sinfónica de YouTube: un singular evento en el que músicos de todo el mundo, escogidos a través de internet, interpretaron esta obra en una orquesta sinfónica en directo pero con una repercusión en las redes sociales y internet y cuyo vídeo final fue colgado en YouTube después de emitirse en directo.
Esta curiosa obra sigue la estructura clásica de cuatro partes, con una duración de 4 minutos y 5 segundos de media, enlazando los breves movimientos que trabajan un único motivo haciéndolo aparecer con distintos caracteres y orquestación, contrastando con el motivo principal, Tan Dun elabora un abierto homenaje a Beethoven y su Sinfonía heroica, haciendo aparecer, de forma breve, el motivo principal de la sinfonía.
Así como la obra de Tan Dun estaba claramente marcada por la sonoridad de las bandas sonoras “hollywoodianas”, el Concierto para violín y orquesta de Korngold, se aleja de esa sonoridad a la que el compositor se hizo tan familiar. Cabe señalar que Korngold fue uno de los más celebres compositores de bandas sonoras del Hollywood de los años 30 y 40, siendo una de las figuras mas prominentes en ese campo, influenciando en compositores posteriores como John Williams. Se podría considerar que este espectacular concierto para violín nace de esta pasión y dedicación por el cine pero se aleja de las formas y estilos del mismo, elaborando un concierto complejo técnicamente a la vez que de una riqueza melódica y estructural extraordinaria, haciendo una simbiosis perfecta entre la música concertante y el campo de las bandas sonoras.
Sobre el escenario el violinista australiano Ray Chen fue quien interpretó la parte solista. Hacía tiempo que el público del Auditori de Barcelona deseaba la vuelta de este joven intérprete, quien debutó por primera vez hace dos años con Serenade de Leonard Bernstein. Chen siempre sube al escenario lleno de energía y con una sonrisa en los pasajes más complicados técnicamente mostrando su pasión por el instrumento. Como regalo a su interpretación interpretó el Capricho número 21 de Paganini, el favorito de Ray Chen según sus palabras y finalmente, una de las más conocidas piezas folclóricas de Australia: Waltzing Matilda.
Aunque la suite sinfónica de Kórsakov, Shéhérazade, no estuvo pensada en relación al cine, por razones obvias, el famoso tema del violín de esta obra ha formado parte de muchas bandas sonoras a lo largo de la historia, como Shadow dancing o La naranja mecánica. La suite se inspira en la conocida recopilación de cuentos medievales Las mil y una noches. La obra de Kórsakov recoge algunas de las escenas de la obra con un carácter programático muy marcado que se respira en los motivos creados por el autor y la orquestación, llena de colores orientales y el uso de la escala de tonos. En medio de cada una de las partes encontramos los intermedios confiados al violín solista, que encara a Shéhérazade mientras explica los relatos al sultán, y que cuenta con el acompañamiento poético del arpa o se entrelaza con la orquesta para crear instantes mágicos y demostrando la maestría de Kórsakov en su dominio de la orquestación. De hecho fue profesor de composición de grandes compositores como Stravinsky, Glazunov o Prokofiev, a los que sin duda influyó.
La dirección de la orquesta recayó en las experimentadas manos de la directora Xian Zhang: los gestos de Zhang resultaron increíblemente directos y precisos mostrando el dominio absoluto de la directora y el conocimiento del funcionamiento de la orquesta, y aunque quizá resultaran exagerados o excesivos en un principio alguno de sus gestos, estos resultaron implacables en la interpretación de la orquesta que se mostró cómoda y asentada en todo momento.
Resulta triste que en el momento actual se tengan que subrayar algunos detalles biográficos de la directora por tal de darle credibilidad o seguridad a su trabajo, y también resultan tristes ciertos comentarios que un servidor pudo escuchar en sala en referencia al trabajo de Zhang; la calidad artística de la directora se demostró desde la primera nota, en su compenetración con la orquesta y el solista y en su dominio sobre las diferentes partituras, demostrando que la calidad artística no depende del género. Bravo por Zhang!