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El Tono Mayor

El tono mayor

(Illustration by Daniel Adel)
By ANTONI SOLÉ     MAR. 19, 2017

Las dictaduras siempre han utilizado la cultura para la propaganda.
Llevar orquestas de gira lo empezó Stalin con las orquestas soviéticas y lo continúa Venezuela con la orquesta Bolivar y su historia enternecedora de los niños de la calle que tocan el violín. 
(Perdonen que no suelte una lágrima de pena por tan triste história, pero no me quedan, yo también lloro al ver que los músicos de mi país no tienen oportunidades laborales).
No me interesa lo que hace la Orquesta Simón Bolívar ni lo que hace Dudamel, pero no voy a decir que es un mal director, obviamente sabe dirigir, ¡y mucho! 
No es como uno de nuestros directores que hace unos días dirigía la OBC y a un excelente pianista en un concierto de Beethoven, el pianista hizo un ritardando en un par de compases y el pobrecito director no fué capaz de seguirlo! Si, somos un país que tienen excelentes músicos, pero nuestros directores son, y lo diré muy educadamente, poco tocados por el talento musical.
Pero, ¿para qué llevar una orquestra de segundo nivel, pues esto es lo que es, para un proyecto que ha costado cientos de miles de euros? ¿Qué sentido tiene para Barcelona, Catalunya, España o Europa escuchar unas Sinfonías de Beethoven en las que el director obra el milagro de convertir todo lo escrito en modo menor a modo mayor? De hacer desaparecer los pianos y que todo suene de forte a fortísimo? De Presto a Prestíssimo? De convertir al compositor en un precursor de las bandas sonoras para películas de acción de Hollywood.
Hemos coincidido otra vez con muchos de los músicos y examinado sus instrumentos. Entendemos por qué la sección de cuerda suena tan mal, por la pésima calidad de los violines, violas y chelos que tocan, casi todos ellos de menos de 2.000 dólares.
Cosas del comunismo militar de Venezuela. El país paga fletar un avión que les lleva de gira por todo el mundo como acto de propaganda; la orquestra cobra un caché de 6 cifras, Dudamel un caché de 5 cifras, pero los músicos solo pueden pagarse un instrumento de 3 o 4 cifras. 
En resumen, una explosión de ritmo, fuerza, cuerda con sonido chirriante y pocos armónicos. Fortes y fortísimos que nos acercan un paso más a las previsiones más apocalípticas. La gran tradición europea de música clásica se ha expandido por todo el mundo (¡hasta en Venezuela tocan Beethoven!) pero pagará el precio de ver destruida su tradición, forma, sentido, discurso y en última instancia, su razón de ser.
¿Qué sentido tiene un Beethoven optimista y sin profundidad? ¿Qué sentido tiene toda la música clásica si queremos que suene como una banda sonora de una película de Hollywood?

Nota para los programadores del Palau: Dudamel y la Orquestra llenarían de todos modos… ¿por qué no programar directamente un concierto con rumba, Star Wars, cha cha cha o lo que sea… y dejar a Beethoven en paz?

Esta entrada tiene un comentario
  1. Sr. Antoni Solé
    Ante todo gracias por su artículo y por la claridad en como expone sus opiniones.
    Me gustaría comentarle que no hay que irse a Venezuela para ver cómo un país utiliza la cultura para la propaganda política. Nos podemos quedar aquí mismo, en Catalunya, donde la Generalitat hace años que suelta millones a los grupos de rock en català- de muy dudosa calidad musical- y a otras manifestaciones artísticas-siempre y cuando sean en català-sin demasiado criterio. Por otro lado la misma Generalitat o las instituciones como el Palau, el lLiceo o la OBC, abandonan a nuestros compositores catalanes actuales que no son programados ni por arte de magia. En fin, un mundo difícil el que nos rodea, con dictadura o en una democracia donde los enchufados hacen su agosto en detrimento de la cultura.
    Por otro lado, entiendo su frustración al observar que los músicos de la Simón Bolívar llevaran instrumentos de bajo nivel mientras los conciertos cuestan tanto dinero. ¡Ojalá algún día los tengan! Sin duda se los merecen y aún tiene más valor que las sinfonías de Beethoven sonaran como lo hicieron- a mi me pareció espectacular- de la mano de unos jóvenes que dedican su vida a la música en un país en el que no debe ser fácil sobrevivir.

    Un saludo

    María

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