La textura del diapasón
By QUINTÍN CALLE CARABIAS JUL. 5, 2018
Cuando decimos que la terminología musical es tradicionalmente de origen italiano, solemos perder de vista, primero, que no siempre es así: el griego también aporta numerosos términos; y segundo, la transformación o adaptación que cada lengua hace de ella en su nueva tierra de adopción. La batuta es al director de orquesta lo que el diapasón es al de coro. He ahí una frase paradigmática del aserto inicial. Podemos sustituir «dirección» por «batuta» (bajo la batuta de…), pero no por «diapasón» (bajo el diapasón de…), porque en italiano battuta (battere il tempo: marcar el compás) no significa «varita» (vacchetta) sino medida, compás, pulsación. La vacchetta dará en francés baguette (luego extendido al contexto panadero), y en español «baqueta» (para limpiar el cañón de un arma, por ejemplo) y «baquetear», golpear reiteradamente (la lana, la alfombra,,,); incluso metafóricamente, cuando alguien ha sido maltratado por la vida se dice de él que «está muy baqueteado».
Con «tesitura» (<tessitura, textura, tejido) ocurre otro tanto. En español no se hace comúnmente referencia al entramado musical de una obra –que sería lo natural, dado que cualquier composición es estricta literatura–, sino a las notas extremas, superior e inferior, en cuyo ámbito discurre una melodía, o los límites fónicos de la voz de un cantor, según los cuales se la considera genéricamente soprano, contralto, tenor o bajo.
Volviendo al término «diapasón», tan específico del ámbito coral, es entrañable comprobar cómo un término griego compuesto (diá–pasón) designa un instrumento que sirve para dar la nota La. ¿Y por qué precisamente el La de la escala central del piano y no otra? Etimológicamente significa el sonido que se encuentra tras hacer el recorrido (díá, a través de) todos (pasón) los de la escala; es decir, la octava. Los griegos aplicaron a las notas el nombre consecutivo de las vocales (A B C D E F G) –denominación que subsiste en el mundo anglosajón, sustituida en el latino por La Si Do Re Mi Fa Sol–. A (La de la actual clave de fa) inicia la serie de las escalas posibles y su octava correspondiente es el La de la actual clave de Sol. A medio camino está el «diapente» (diá-pente), la nota situada tras los cinco primeros, es decir, el quinto grado o dominante. Hoy nadie identificaría así los sonidos, como nadie pensaría en la octava al oír hablar del diapasón, sino en un instrumento en forma de U con un rabito que da la nota referencial «La». También los hay aerófonos simples, en forma de silbato, y complejos, en forma de galleta, con tantas lengüetas como grados naturales y alterados de la escala musical. En cualquier caso, hablar de diapasón es tanto como hablar de entonación, temperamento y temple, las tres virtudes que en su amplio significado constituyen la verdadera textura del diapasón y hacen grande un coro humilde.
Estas precipitadas palabras van dedicadas con especial afecto a Sancti Petri Collegium Musicum, coro que fundara -pronto hará veinticinco años– quien esto escribe.
(Photo by Juan Yanes)
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Hola Quintín, me ha producido placer dejarme conducir por tu ¨diapasón¨
Gracias
Rafael Diaz
Me parece muy acertado tus comentarios y que reflejan tus conocimientos del griego y latín además de tu amor por la música coral.
Bravo! Me ha encantado tanto la lectura de éste artículo como lección magistral etimológica. Enhorabuena al autor por éste relato tan deliciosamente erudito, así como por el 25 aniversario de Santi Petri collegium musicum!
Muy ilustrativo y orientador , cómo se puede esperar de un experto y erudito . Gracias , amigo Quintin
Javier Pérez-Frías
Interesante y didáctica explicación. Me ha encantado.
Muy interesante Quintín
¡Enhorabuena!, como siempre, puro jugo de erudición y amor por la música. Me ha gustado mucho.