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Los Mejores ‘compañeros’ Para Cada Tipo De Puro

Los mejores ‘compañeros’ para cada tipo de puro

(Romeo y Julieta Churchill, foto cedida por Romeo y Julieta)

ISRAEL DAVID MARTÍNEZ     NOV. 24, 2024

El arte de disfrutar un buen habano es, para muchos, un ritual que trasciende el acto de fumar. Es una experiencia multisensorial en la que el aroma, el sabor y el ambiente juegan un papel crucial. Sin embargo, el acompañamiento perfecto puede elevar esta vivencia a un nivel superior. ¿Un buen whisky, un café intenso, o incluso un chocolate negro? La elección correcta puede revelar matices inesperados en el puro, haciendo del maridaje una ciencia y un arte al mismo tiempo.

El matrimonio entre el habano y el ron

El ron y el tabaco tienen una historia compartida en el Caribe, cuna de ambos placeres. Según cuenta la leyenda, Winston Churchill —quien era un gran aficionado a los habanos— probó por primera vez un Ron Santiago de Cuba en una visita a La Habana en los años 40. El mandatario quedó tan impresionado que lo consideró el maridaje ideal para su eterno Romeo y Julieta Churchill. La dulzura y las notas especiadas del ron añejo armonizan con la fortaleza y la complejidad de un habano, creando una danza de sabores que parece hecha en el cielo.

Para un Cohiba Behike, el ron añejo, como el Ron Zacapa XO, es una combinación sublime. Las notas de caramelo y madera complementan las capas de cacao, especias y tierra del puro, creando una experiencia envolvente.

(Ron Zacapa, foto cedida por Ron Zacapa)

Café: el compañero de siempre

Pocos maridajes son tan arraigados como el de un habano y un buen café. En las calles de La Habana, es común ver a los conocedores con un Montecristo No. 2 en una mano y un espresso en la otra. La intensidad del café realza la riqueza del tabaco, creando un equilibrio perfecto entre amargor y dulzura.

Una anécdota curiosa viene de Ernest Hemingway, otro amante de los habanos. En su finca cubana, el escritor disfrutaba de mañanas largas donde combinaba un Hoyo de Monterrey Epicure No. 2 con un café fuerte, al que a veces añadía un toque de ron. Decía que este trío le ayudaba a escribir sus mejores páginas.

(Montecristo nº 2, foto cedida por Montecristo)

Whisky y puros: una pareja sofisticada

El whisky, especialmente el escocés de malta, es el acompañamiento preferido de los fumadores de puros más sofisticados. Para un Partagás Serie D No. 4, un whisky con notas ahumadas como el Lagavulin 16 es una apuesta segura. Los sabores robustos del whisky casan a la perfección con la intensidad del habano, creando una experiencia que desafía al paladar más exigente.

En 2017, durante una cata en Londres organizada por Davidoff, se realizó un experimento interesante: maridar un Trinidad Vigía con un Glenfiddich 21 añejado en barricas de ron. El resultado fue descrito como “una explosión de especias dulces y una persistencia casi infinita”.

(Glenfiddich Gran Reserva 21,  foto cedida por Glenfiddich)

El inesperado aliado del chocolate

Aunque menos conocido, el chocolate negro es un acompañante excepcional para los habanos, especialmente aquellos con matices dulces y cremosos. Un Romeo y Julieta Wide Churchill, con su perfil suave y aromático, combina maravillosamente con un chocolate con 70% de cacao. Las notas de cacao potencian la experiencia sin abrumar el paladar.

El secreto para encontrar el maridaje ideal está en experimentar. Cada puro tiene su personalidad, y descubrir qué bebida o alimento resalta sus características únicas es parte del placer. Como dijo una vez el gran aficionado Zino Davidoff: “Un habano no es solo un lujo, es un arte, y como todo arte, debe ser apreciado con todos los sentidos”.

Así que la próxima vez que encienda un habano, no olvide acompañarlo con algo especial. Podría encontrar un nuevo nivel de disfrute en este ritual centenario.

(Lindt Excelente 70 % cacao , foto cedida por Lindt)

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