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Netrebko Reina En El Liceu

Netrebko reina en el Liceu

© Antoni Bofill

ISRAEL DAVID MARTINEZ     NOV. 7, 2019

Entre algunos disturbios callejeros –localizados en una Diagonal cortada al tráfico– y la retransmisión, en prime time, del debate de los líderes de los partidos políticos, aquellos aficionados que superaron la primera dificultad y pasaron olímpicamente del “déjà vu” de la segunda, asistieron –el pasado 4 de Noviembre– a una gala en el Liceu que quedará en la memoria de los más exigentes. La gran soprano Anna Netrebko, acompañada por el tenor azerbaiyano Yusif Eyvazov –y compañero sentimental de la soprano desde el 2015– y por el barítono británico Christopher Maltman, se “encerraba” en el coliseum barcelonés para enfrentarse a un repertorio al alcance de muy pocas.

La primera parte se diseñó –Verdi y solo Verdi– para el deleite de los melómanos más exigentes. Para romper el hielo nada menos que “Già nella notte densa” de Otello; quince minutos de extrema belleza con los que se declaró el nivel del recital. A continuación la soprano rusa sentó cátedra con “Tu che le vanitá” de Don Carlo y con el duo “Ove son io?” del final del Macbeth. Netrebko salió con todo y se ofreció al cien por cien a un público proveniente de diferentes puntos del planeta. Tanto su técnica, su registro, su talento natural, su pasión, su gran voz y un saber estar encima del escenario muy particular –se gana al auditorio con solo mirarlo–, hacen a esta diva una de las más grandes de los últimos años. En el Met de New York lo saben muy bien y no hay quien se la robe. 

Yusif Eyvazov estuvo voluntarioso y muy correcto aunque, en ocasiones, falto de fiato amplio y controlado. Donde destacó de manera significativa fue en una bellísima interpretación de, ya en la segunda parte, “E lucevan le stelle” de Tosca. El barítono Christopher Maltman estuvo soberbio, inmenso, espectacular. A este caballero inglés deberíamos traerlo asiduamente al Liceu para interpretar todas las óperas del repertorio. Las del repertorio y las que quiera.

La orquesta del Gran Teatre del Liceu, cuando la dejan salir del foso, suena compacta y transmite un sonido bello, grande y con personalidad. Se la debe sacar mucho más y darle la posibilidad de realizar este tipo de recitales por todo el país. El joven director Denis Vlasenko mostró gran profesionalidad y buenas maneras para la ópera. Se mantuvo pendiente de los cantantes y, excepto algunos finales un tanto bruscos e imperfectos, hizo trabajar a los músicos de manera efectiva.

Volviendo a Anna Netrebko señalar que en su interpretación de “O mio babbino caro” de Gianni Schichi se recreó en las notas agudas finales –la y mi bemoles– y, ante el asombro del respetable, su voz se mantuvo celestial e infinita. El concierto, con el público en pié, se cerró con los tres cantantes en el escenario interpretando, de manera distendida y apasionada, el famoso “O sole mio”.

liceubarcelona.cat

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