“Un Ballo In Maschera”, pasión en el Liceu
ARIÁN MARTÍNEZ FEB. 12, 2024 (Fotos: A. Bofill)
La ópera “Un Ballo In Maschera” de Giuseppe Verdi, representada en el Gran Teatre del Liceu el pasado 9 de febrero, sumergió al público en un intrigante mundo de máscaras y secretos. Bajo la dirección de escena de Jacopo Spirei -quien continuó el proyecto de Graham Vick- y con la coreografía a cargo de Virginia Spallarossa, esta producción nos presentó una historia de amor, celos y traición.
El trío protagonista brilló en esta representación. El tenor Freddie De Tommaso, en el papel de Riccardo, cautivó al público con su emotiva interpretación y naturalidad. Su voz, llena de matices, conmovió a todo el teatro. La soprano principal, Anna Pirozzi (Amelia), también dejó una fuerte impresión. Su voz poderosa llenó la sala, especialmente en el dúo con De Tommaso en el aria “Orrido Campo”. El barítono Artur Ruciński, en el papel de Renato, amigo y rival de Riccardo, logró aportar gran profundidad al personaje con su voz rica y llena de emociones. Cabe mencionar que los papeles secundarios no se quedaron atrás. Daniela Barcellona, como Ulrica, y Sara Blanch, como Oscar, clavaron sus interpretaciones. La orquesta y el coro también desempeñaron un papel fundamental en la creación de la atmósfera y la narrativa. La presencia del coro en las escenas de multitudes y eventos sociales aportó una sensación de autenticidad y contexto histórico.
La producción de “Un Ballo In Maschera” nos brindó una experiencia interesante. La escenografía, diseñada por Graham Vick, se caracterizó por su simplicidad. Una pantalla semicircular rodeó el fondo del escenario y una tumba premonitoria presidió la escena. Aunque sencilla, esta elección visual proporcionó una base adecuada para explorar los tormentos de los personajes principales. No obstante, algunos aspectos de la coreografía podrían haber sido más dramáticos. Se percibía cierta espontaneidad en la ejecución de los movimientos, lo cual podría haber restado un poco de cohesión al conjunto. Aunque las actuaciones del trío protagonista brillaron con fuerza, la ausencia de una coreografía más acorde podría haber sido considerada un área de mejora en esta producción.
En conclusión, la producción de “Un Ballo In Maschera” en el Gran Teatre del Liceu nos brindó una representación simple pero con unos intérpretes apasionados. Los músicos y cantantes, con sus interpretaciones dramáticas y voces cautivadoras, merecieron los grandes y sonoros aplausos del público al final de cada acto. La magia del arte en vivo, combinada con la majestuosidad del lugar, hace que uno siempre quiera volver para disfrutar de la ópera.
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